Coincidencia

Ayer empecé a leer el volumen 2 de “Vernon Subutex”, una novela de Virginie Despentes, y resulta que esta nueva parte empieza en una zona del distrito XIX por donde pasé muy a menudo últimamente: la loma Bergeyre.

Forma parte de los rincones que tanto me gustan, pero para llegar a esta micro meseta es preciso superar la fuerte subida de la calle Georges Lardennois o de una de sus tres escaleras. Volví a subir allí para contemplar la vista hacia el Sagrado Corazón y mirar los efectos de la especulación inmobiliaria.
Por suerte el suelo de la loma no permite programas importantes. Noté algunas construcciones nuevas o reformadas, pero los arquitectos respetaron el estilo de la zona y las callecitas conservaron su encanto de siempre.

Allí es donde el héroe de la novela, que dejamos sin techo al final del volumen 1, encontró una especie de refugio.

El banco que menciona es el único banco de la loma y hace las delicias de los contemplativos que vienen a sentarse un rato para admirar la vista hacia el sagrado corazón.
El grifo y la viña se hallan en el jardín compartido de la loma.
Y duerme en el recinto de una casa abandonada, rica de una vista excepcional hacia la ciudad de las luces, pero también de varias grietas realmente preocupantes.

En este rincón particular, varias personas empiezan a ayudar al héroe. Un viejo borrachín le proporciona comida y medicamentos, los obreros que reforman una casa del vecindario le dejan acceder a sus aseos portátiles y Jeanine, una vecina que también da de comer a los gatos, comparte su cena con él.

Luego la novela nos lleva con los conocidos del héroe, que se juntan para buscarle en el parque de las Buttes-Chaumont. Ayer por la noche los dejé en el Rosa Bonheur, un sitio de ocio instalado en uno de los pabellones del parque y que de momento no visité.

Hoy la vuelta del frío y de la nieve me quitó las ganas de emprender nuevas exploraciones.
Así que me quedé en casa con las gatas para seguir leyendo esta novela, apuntando todos los sitios no conozco todavía y preparando paseos futuros.

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