Para cumplir con las consignas relativas al teletrabajo, llevo ya varias semanas trabajando en Paris desde el martes hasta el jueves y pasando el resto de la semana en mi casa de campo.
Quise experimentar otra organización, trabajando en Paris desde el miércoles hasta el viernes o desde el lunes hasta el miércoles.
Este pequeño detalle tuvo cierto impacto sobre las personas que pude encontrar en los despachos y me dio la oportunidad de ver algunos colegas que no suelo cruzar. Incluso pude almorzar a solas con personas diferentes.
Una cita en el nordeste de Paris me dio la oportunidad de probar la línea 14 entre las estaciones Chatelet y Pont Cardinet. La verdad es que esta extensión es una bendición para los habitantes de los nuevos edificios construidos al lado del Jardín Martin Luther King o para los oficinistas que trabajan en la nueva Torre de la Justicia.
Luego pude explorar varias calles comerciales de las afueras y del distrito 17 y constaté que las rebajas no tienen mucho más éxito que en el centro de Paris. Desgraciadamente llegué demasiado tarde para comprar uno de estos pasteles que tanto aprecio, pero pude encontrar los productos imprescindibles.
Un viaje matutino en metro me demostró que quedan muchos trabajadores que no practican el teletrabajo.
Pero el mejor momento de estas dos últimas semanas fue esta larga caminata pasando por la plaza de la Bastille y la calle Saint Antoine, disfrutando las luces del anochecer y la belleza de algunas construcciones parisinas.
Dentro de pocos días, las gatas volverán conmigo al refugio parisino y podremos retomar el ritmo de la gran ciudad.