No suelo escribir reseñas de películas, pero la última producción de Jean-Jacques Annaud me gustó mucho y tuve ganas de dedicarle algunas líneas.
Tres años después de este desastre parisino, cada detalle del proceso que provocó el incendio fue analizado y la película nos invita a explorar la sucesión impresionante de complicaciones que llevó al resultado que conocemos.
Todo empieza con un vigilante que trabaja por primera vez en el monumento y tiene que encargarse de varias alarmas consecutivas, con la ayuda de un empleado de la diócesis que no encuentra problemas otros que las conocidas disfunciones del sistema de seguridad.
Luego el humo aparece por fuera y entonces empieza la carrera contra el reloj.
Los primeros bomberos que llegan en el lugar no tienen bastante presión de agua. Los siguientes quedan bloqueados en medio de los atascos y cuando llegan, no tienen escaleras bastante altas para luchar contra el fuego…
Mientras tanto, los conservadores consiguen recoger todos los tesoros albergados en la catedral.
El plomo del techado se derrite y finalmente, las vigas se desploman.
Algunos héroes reúnen sus últimas fuerzas para salvar el campanario norte y consiguen apagar este hogar. Se acaba el fuego y llega la hora de pensar a la restauración.
Aunque conocía el final, me dejé llevar por el suspense y la emoción que provocó el acontecimiento.
La película presenta los hechos comprobados a lo largo de la encuesta, sin novelarlos, y así cierra varios meses de conjeturas de todas clases. Las imágenes son magníficas e incluyen tomas desde algunos drones de la jefatura de policía. Y también, de paso, permite contemplar esta ciudad que tanto me gusta J
Varios meses de obras serán necesarios para reconstruir los elementos destruidos por el incendio. Pero podemos de nuevo pasar al lado de la catedral y contemplar su fachada.