Paseando por el centro de París

Llevaba siglos sin pasar por las galerías del centro de París cuando la demanda de una pareja peruana a la asociación de los parisinos me dio la oportunidad de seguir de nuevo este recorrido.

Para empezar, no recordaba cuanto tiempo tardaba la caminata para llegar al punto de encuentro. Total, llegué con bastante antelación para visitar la fantástica mercería de la calle de Choiseul y comprar algunos parches de tela bordados.

A la hora en punto, los paseantes peruanos aparecieron y pudimos empezar el recorrido del día, escudriñando de paso todos los cambios provocados por los diferentes periodos de confinamiento.

En la galería de Choiseul, noté que la cristalera parecía bastante nueva y ya no se ven los desordenes provocados por las fugas de agua. Si algunas tiendas quedaron desocupadas durante algunos meses, ahora hay de nuevo une colección impresionante de comercios de todas clases.

Si la galería Colbert sigue muy tranquila, había cola para visitar las salas renovadas de la Biblioteca nacional.

En cambio, varios detalles cambiaron en la galería Vivienne. Para empezar, también reformaron las diferentes cristaleras y las pinturas. Si varios comercios desaparecieron, otros se extendieron, pero el sitio parece un poco dormido. Confieso que contemplé el escaparate de la tienda de gafas, pero de momento no la visité 😊

Más adelante, recorrimos una parte de la calle del Mail y constatamos que casi todas las tiendas de decoración superaron la crisis de la pandemia.

Noté varios cambios entre las tiendas del Palacio Real. Pero lo que más interesó a mis acompañantes fue la sesión de fotos con modelos entre las columnas de Buren.

Seguimos por la galería Verot-Dodat rumbo a la Bolsa del comercio transformada en museo por un empresario adinerado.

En el hiper centro de la capital, siempre hay mucha vida y no vi muchos locales abandonados.

Pero en el pasaje del Ancla, constaté que PEPS, el reparador de paraguas, desapareció. Imaginó que se jubiló y que las circunstancias no le permitieron de encontrar a un sucesor.

Nuestro paseo se acabó en una terraza al lado del Mercado de los niños rojos y tuvimos una charla muy agradable.

Luego mis acompañantes siguieron rumbo a la plaza de los Vosgos mientras volvía a mi barrio rebelde.

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