La nueva manifestación parisina salió de la plaza de Italia. Cada sindicato se apoderó de una avenida para reunir a sus afiliados y la preparación del cortejo resultó mucho menos agobiante que la pasada semana.
En mi instituto de siempre, teníamos una pancarta y pudimos reunirnos muy fácilmente. Si contamos una treintena de colegas en el cortejo el 19 de enero, el pasado martes llegamos a una centena de participantes, lo cual representa una marca absoluta para nuestra venerable institución. Además, algunos colegas prepararon carteles más modestos, así como una caricatura de Macron y eso reforzó nuestra visibilidad.
Arrancamos a las 16 de la tarde y mis colegas llegaron al final del recorrido sobre las 19. Yo abandoné el cortejo al llegar al pie de la torre Montparnasse y seguí rumbo al Norte para volver a casa caminando.
Si la jefatura de policía consideró que la participación parisina fue comparable a la del 19 de enero, reconocieron que en muchas ciudades pequeñas de provincia, el número de manifestante había aumentado de 50%…
Ayer tocaba quedar con un viejo amigo y probamos el restaurante instalado en una antigua estación del ferrocarril que daba la vuelta de París. Fue une buena sorpresa. La sala alta de techo y las grandes ventanas dan una agradable sensación de espacio y el contenido de los platos es muy correcto.
Luego entablamos un paseo digestivo, caminando rumbo al Sena y visitando de paso varias iglesias que no recordábamos. Entramos en el convento de San Francisco, visitamos la iglesia San Dominique, pero lo que más apreciamos fue contemplar tranquilamente los vitrales de la iglesia San Severino.
Hoy tuvimos una tarde soleada, con mucha gente paseando por las calles céntricas y disfrutando el sol casi primaveral. Yo necesito descansar porque tenemos nuevas sesiones de protesta dentro de pocos días.