Ya queda menos de un año antes de celebrar la ceremonia de apertura de los juegos olímpicos y, de momento, las cosas no se presentan muy bien.
Dos semanas atrás, ya tuvieron que cancelar una prueba de natación en el Sena porque tuvimos fuertes lluvias y que en este caso, algunas alcantarillas contaminan el Sena.
El problema volvió a ocurrir esta semana, porque algunos resultados de análisis de la “calidad del agua” del Sena parecieron inquietantes.
Yo no veo bien como podrán proporcionar un espacio “sano” a los nadadores si no crean una especie de canal a salvo de las bacterias en medio del Sena.
Por cierto, siempre queda la posibilidad de organizar las pruebas en algunas piscinas olímpicas, pero esto destrozaría la imagen de capital limpia y sana que quieren comunicar.
En cuanto a la ceremonia de apertura, querían organizar el desfile en el rio. Desgraciadamente, esto supone desmontar las cajas de los libreros instalados en la orilla del rio. Y queda claro que no aceptan este desalojamiento, incluso si solo dura unas semanas.
Entre los parisinos, también aparece cierta irritación. Por un lado, los precios de los billetes resultan inasequibles para los ciudadanos de a pie. Por otro, anuncian un aumento importante de los impuestos territoriales (52%)…
Y para acabar con estas malditos juegos, es preciso recordar que poco después del incendio de la catedral “Notre Dame”, anunciaron que la reconstrucción estaría acabada en 2024. Si las obras progresan y si anuncian una reapertura en diciembre de 2024, el general que supervisaba las operaciones falleció durante una caminata por un sendero de los Pirineos. Nadie sabe el impacto que este deceso tendrá entre los artesanos involucrados en este proyecto.
Confieso que entiendo cada día más a todos los enterados que combatieron este proyecto desmedido.