Esperando las vacaciones de Todos Santos…

Esta nueva semana empezó con frescor y llovizna, lo cual corresponde perfectamente a lo que solemos llamar otoño, pero no resulta muy agradable a la hora de caminar.

Las cosas mejoraron el jueves por la tarde y así fue como pude pasar un agradable momento en la terraza soleada de uno de los cafés que se hallan al lado de Bercy para encontrar a una excolega. Viajeros esperando su tren, oficinistas cerrando su día laboral y algunos hinchas de los equipos de rugby… la mezcla resultó bastante interesante.

Al día siguiente los azares de mis deambulaciones me llevaron a la calle Nicolas Appert en donde se hallaban las oficinas de Charlie Hebdo cuando ocurrió el atentado de enero de 2015.

Si los periodistas del semanario se instalaron en otro lugar, me impresionó constatar que en la fachada del edificio que ocupaba este equipo permanece un dibujo representando a todas las víctimas del atentado.

En la otra acera, en frente de un pequeño teatro que se llama “Comedie Bastille”, también se puede admirar el retrato de otra gran persona: Simone Veil. Su combate por la legalización del aborto fue un gran momento de valentía. E incluso los que no comparten todas sus ideas políticas reconocen la integridad de la persona.

Ayer exploré una nueva tienda instalada en la plaza de las victorias y admiré los escaparates de las tiendas de la calle du mail. Pero tendré que ahorrar durante varios meses antes de poder comprar en estas tiendas…

Hoy tocaba pasear por los distritos XIX y XX.

Para empezar, me paré en una antigua pastelería que se llama “Douce France” y cuyos pasteles tradicionales son exquisitos.

Luego recorrí la avenida Botzaris en donde habían organizado un mercado de segunda mano.

Y para acabar pasé por la calle Hélène Jakubowicz en busca de una obra de arte callejero que comentaron unos conocidos.

Si bien encontré a Caperucita y al lobo, me hizo reír ver que estaban escapándose, Caperucita a horcajadas en el lobo… Más adelante, Cupido estaba mandando “Lover dose” con sus flechas.

Seguí hacia la larga calle de los Pirineos en donde un autobús me acercó de mi casa.

Continuará…

Esta entrada ha sido publicada en París y etiquetada como , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta