Unos días atrás, al pasar por la avenida del Maine, había notado la entrada de un callejón pintoresco, pero no tenía bastante tiempo para desviarme y explorarlo. Entonces volví a esta zona y lo primero que hice fue explorar el pequeño “Camino de Montparnasse” que ahora se llama “Villa Marie Vassilieff”.
Este callejón sin salida no llega a ochenta metros de largo, pero su aspecto convoca los fantasmas de todos los artistas de la zona de Montparnasse.
Inicialmente, comunicaba una treintena de talleres construidos con materiales de reciclaje, a principios del siglo XX, para artistas y artesanos pobres.
Marie Vassilieff es una artista que se instaló en este recinto en 1912 y el año siguiente creó su propia academia. Este sitio pronto se transformó en un lugar de encuentro para los vanguardistas de esta época. Y cuando organizó una cantina de los artistas en donde proponía comidas muy baratas durante la primera guerra mundial, muchos jóvenes artistas sin dinero pasaron por esta zona.
Y el callejón siguió albergando artistas, artesanos, arquitectos. Entre sus habitantes, un artesano fontanero compró los talleres, uno tras otro, y llegó a ser propietario de la parcela completa. Su hija peleó contra los promotores para preservar el sitio, pero en 1992 fue cuando el municipio de París pudo comprar este recinto a los herederos del fontanero, con la idea de construir una residencia de artistas.
Por suerte, los habitantes del callejón consiguieron que el valor artístico e histórico de este sitio sea reconocido y preservado.
Unos años atrás, el callejón albergó un “museo de Montparnasse”, pero esta aventura se acabó en 2020. Ahora una asociación especializada en las mujeres artistas propone una biblioteca y acontecimientos conformes con su proyecto.
Yo me quedé bastante tiempo para husmear las ondas positivas de este sitio antes de seguir explorando el distrito XV.