Entre dos fiestas

Tras redactar la lista de las compras, dediqué el pasado viernes al maratón de las tiendas.
Por la mañana se notaba cierta agitación en los comercios de la calle du Poteau, pero en mediodía todavía esperaban a los clientes en el mercado de l’Olive…
Yo quise comprar carne para preparar un guiso de ciervo pero el dependiente norteafricano del carnicero no conocía esta preparación y al final me atendió el dueño.
Por la tarde visité otros comercios y mi frutera de siempre me confirmó que todavía estaba esperando a sus clientes…
Cuando comenté este tema con unos amigos llegamos a la conclusión que la gente no gastó tanto dinero como el año pasado. Si preservaron los regalos de los niños, muchas familias compraron productos más baratos para la cena de Navidad o limitaron las cantidades.
También sospecho que muchos aplazaron las compras con la visa para pagar la cuenta a final de Enero…

Lo cierto es que el domingo de Navidad nos regaló un tiempo realmente muy suave e incluso pude almorzar en mi nuevo balcón.
Por la tarde hice un largo paseo por la orilla del canal san martin. Pensaba que muchos parisinos se otorgarían un pequeño paseo para digerir tras los ágapes navideños. Pero no había ni un alma…

Otro cantar fue al día siguiente y constaté con sorpresa que el BHV (el gran almacén al lado del ayuntamiento de París) seguía a tope de clientes.
Tras las compras de Navidad, ya toca la temporada de la ropa de hogar y a partir del 11 de Enero tendremos nueva sesión de rebajas.
Con mi cómplice de siempre dedicamos el lunes y el martes a la comparación de los precios de varios productos y hoy fue día de compras.
Yo encontré la cafetera italiana que necesito para mi campamento al lado del Loira y la buena noticia es que mi amiga por fín renunció a comprar un tostador fabricado en Francia y se resignó a escoger un modelo procedente de China. Desgraciadamente, ya no tenían el modelo que había elegido 🙂

Ahora sólo falta desearos un feliz año nuevo y una agradable nochevieja para estrenarlo 🙂

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Compras navideñas

La preparación de la fiesta de Navidad provoca una nueva seria de contrastes.

Como cada año, los grandes almacenes anunciaron aperturas excepcionales en los domingos de diciembre y la verdad es que la frecuentación de estos sitios durante los fines de semana resulta tremendamente agobiante.

Mientras tanto, entre semana, las tiendas quedan casi desiertas y se aburren los dependientes.
Yo no me quejaré porque me apunté entre los escasos clientes de la semana y me trataron requete bien en una de las tiendas que visité: se las arreglaron para conseguir las botas que quería probar el martés y me llamaron el viernes por la mañana para avisarme que ya las tenían…
Por cierto, uno también puede pensar que eso confirma las malas noticias económicas, porque si estuvieran a tope con las compras de navidad, no sé si podrían regalarme este buen trato…

Otro cantar fue el sábado en la pastelería de la calle Ledru Rollin.
Me paré un rato en su salón de té para saborear un chocolate vienés y vi pasar a un sinfín de clientes. Pero la verdad es que sin tener la fama de otros sitios (y los precios asociados) proponen productos realmente refinados y todavía asequibles.

En realidad lo más penoso de estos últimos días es este tiempo particularmente inestable que te despierta con un cielo azul de frio soleado antes de crucificarte por la tarde con una lluvia fria y un cielo de luto.

Por suerte todavía quedan muchas cosas por hacer en mi nuevo piso y pude disfrutar del domingo sin salir de casa.

Pero eso no es un buen método para superar la prueba de las compras de navidad…
Mañana redacto la lista y me meto en la batalla 🙂
Y mientras tanto: ¡felices navidades para todos!

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Diciembre corriendo…

La pasada semana me regaló varios momentos provincianos.

Los azares de mi caos cotidiano me daron la oportunidad de descubrir un sitio bastante asombroso. Se trata de un conjunto de salones que el dueño alquila individualmente o reunidos para cualquier tipo de celebración. Limpios y bien cuidados, los espacios tienen una decoración muy representativa de los años 80 pero no se trata de una imitación sino de la decoración original. Si yo pasé por allí para asistir a una reunión asociativa, me cuesta imaginar la clientela que permite que este lugar perdure. Y más cuando se notan cada día más los efectos de la especulación inmobiliaria.

Me tocó otro momento provinciano al pasar por la plaza de Italia. Al pie del centro comercial hiper moderno, habían instalado una decena de casetas de madera para crear una sensación de mercado de navidad. Pero eso ya no es suficiente para atrapar a la gente y menos entre semana.

La serie continuó al pasear por varias calles muy alejadas de los circuitos turísticos. En estas zonas, nada de iluminaciones navideñas impresionantes pero sin embargo, algunas decoraciones invitan a celebrar las fiestas.

Y para seguir con la tendencia, dediqué el fin de semana a una estancia de 3 días en la orilla del rio Loira. Una hora de pesadilla con los atascos al marcharme el viernes por la mañana, otra hora al volver el lunes en medio día…
Pero confieso que con mucho gusto aproveché un tiempo soleado para atravesar París en coche y disfrutar esta luz tan especial en los edificios parisinos.

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Estrenando diciembre

Empecé la semana contemplando las cifras de 2009 publicadas en una revista que compro de vez en cuando: el cuarto de los asalariados percibía menos de 785€ cada mes, y la mitad percibía menos de 1442€.
Incluso considerando que ya pasaron dos años y que en París los salarios son más altos que en el resto de Francia, eso no permite vivir decentemente en la región parisina…

Y mientras algunos publicaban esas cifras, otros seguían instalando las iluminaciones navideñas en las calles de la capital…

Este fin de semana pasé de nuevo por el barrio del Marais y constaté que seguía el frenesí consumista de la pasada semana pero con más contrastes (quizás por la lluvia). Si muchas tiendas quedaban casi desiertas, en el BHV, capturar a un dependiente resultaba casi imposible y había demasiado gente para que uno pueda examinar los productos tranquilamente. Total me escapé corriendo.
Visité otras tiendas y pude resolver con serenidad el problema de lámparas que tenía en mi nuevo piso.

El sábado por la noche volví al cine y constaté que la película «Intouchables» sigue atrayendo a una cantidad increíble de espectadores. Yo la vi dos semanas atrás y la verdad es que pasé un rato estupendo, con muchas risas y muchas emociones. Y sospecho que este cuento que borra la distancia entre un joven marginal negro y un adinerado inválido coincide con los sueños del pueblo de Francia.

Hoy pasé por la zona de las abadesas y como no tenía compañía pude escudriñar las diferentes tiendas instaladas en la acera norte de la calle. Y constaté que ahora casi no se ven otras cosas que tiendas de prendas… Por suerte, en frente de la iglesia encontré un mini mercadillo de navidad con las golosinas de temporadas.

Pero con esa llovizna insistante, el cansancio de unos días de demasiado trabajo y la perspectiva de otros días ajetreados, no me extravié mucho y volví a casa para descansar un poco.

A ver si la próxima semana me regala más fantasía…

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Recorridos de todas clases

Ya se instaló el invierno y llevamos varios días con unos 7 grados y una humedad muy pesada que te congela solapadamente…

El martes fue cuando hice un largo recorrido al anochecer desde la plaza de Italia rumbo a Notre Dame. En esta parte del barrio latino, ya se notaban algunas preparaciones navideñas pero todavía no vi muchas iluminaciones.
Tampoco había mucha gente en las calles y en muchas tiendas, los comerciantes parecían muy aburridos. Pero todavía queda tiempo para las compras de Navidad y de momento varios almacenes te proponen por mail o por correos algunas ofertas privadas para mejorar su cifra de ventas.

Los días siguientes me llevaron a la zona universitaria del este de París. Una estación de trenes de cercanías a media hora de Notre Dame, un pequeño centro comercial… no sé como se puede vivir allí sin coche…
Así que el viernes por la noche sentí la absoluta necesidad de pasear por la calle Etienne Marcel y la plaza de las Victorias en donde se ven las tiendas de casi todas las marcas de moda, antes de volver en autobus.

El sábado fue cuando aproveché un tiempo agradable y el pretexto de comparar los precios de una lámpara de pie en varias tiendas para meterme en un agradable recorrido. Volví al bazar de la electricidad, al lado de Bastille, antes de visitar otra tienda muy cerca del Instituto del Mundo Arabe y de acabar en el BHV. Si la diferencia de precio se limita a un 5%, la diferencia de trato la compensa de sobra y la sonrisa del dependiente pelirrojo y sus consejos realmente acertados bien merecen un pequeño esfuerzo…

Este largo recorrido me dio la oportunidad de constatar que Notre Dame sigue atrayendo una cantidad increíble de visitantes. También había mucha gente en el BHV o en las calles del Marais y tuve la sensación que estas personas ya estaban con las compras de navidad.
París tierra de contrastes…

El domingo no pude resistir a la seducción del Gato con Botas y fui a ver la película en la gran sala del «Grand Rex», en donde proponen al principio de las sesiones, un espectáculo deliciosamente pasado de moda de fuentes, luces y música.

Y ahora toca enfrentar otra semana de demasiado trabajo 🙁

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