Al sureste de la gran biblioteca

Sigo explorando el distrito XIII y ese día quise descubrir la zona que se halla entre los bulevares exteriores y la Gran biblioteca, pasando por una calle paralela a la avenida de Francia.

En esta parte del distrito XIII, lo primero que se ve es una sucesión de edificios que albergan una parte de la universidad Paris VII, una escuela de arquitectura, otra de arquitectura y un instituto de administración de las empresas. También quedan algunas grúas porque todavía no construyeron todos los edificios de plan de ordenación concertada.

Más adelante se ven edificios de oficinas y otros de viviendas, con el imprescindible supermercado, algunos restaurantes y una librería. Y toca mencionar la presencia de unos desgraciados árboles, conformes con el programa de lucha de cambio climático, pero encarcelados en medio del asfalto y padeciendo de la canícula.

Al salir de esta larga calle, me acerqué del rio Sena, para recorrer las calles que se hallan en la parte baja de esta zona. Descubrí un conjunto de edificios que albergan empresas innovadoras en el sector de las biotecnologías. Bautizaron el conjunto “Biopark” y el centro de la manzana “Jardín del Biopark”.

Este jardín es un espacio sin asfalto en donde plantaron 32 árboles, rodeado de edificios cuyas fachadas sirven de soporte para varias plantas trepadoras y que sirve esencialmente de pasaje entre dos calles.

Yo tenía otra idea de lo que es un jardín, pero admito que cuando hace mucho calor, la sombra de estos árboles es bastante agradable.

Al salir de este sitio, encontré una bonita escultura mural.

No sé si se trata de una rata o de un hurón, pero encontrar este animal en frente del Biopark me pareció muy gracioso.

Luego llegué a otra zona de obras y no pude llegar a la orilla del Sena. Así que preferí seguir en metro y aplazar las demás exploraciones.

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Fiesta nacional

El 14 de Julio, se celebra la Toma de la Bastilla. Si ya no existe la fortaleza, el genio de la libertad sigue bailando encima de su columna.

Los barcos del puerto despertaron mis ansias de vacaciones y aproveché el largo puente para pasar unos días lejos de París.

¡Hasta pronto!

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La locomotora

Entre las personas que conozco cuento con una proporción importante de enamorados de la Ciudad de las luces. Eso resulta muy positivo cuando se trata de participar a un largo recorrido o de visitar unas partes todavía mal conocidas de la capital.

El otro día, uno de estos conocidos publicó la foto de una locomotora y precisó su ubicación.

Eso picó mi curiosidad porque nunca había notado este detalle que se halla en una calle por donde suelo pasar con frecuencia.

Total, al salir de la oficina, recorrí la calle de Avron, a partir de la puerta de Montreuil, rumbo al Oeste, en busca de la locomotora.

La encontré encima de la puerta del número 117 de la calle de Avron.

Esta ubicación no me asombró porque el edificio se halla justo al lado del puente por donde pasaban los trenes de la antigua línea que daba la vuelta de París. Años atrás albergaba un hotel que se llamaba “El gran hotel del ferrocarril”. Ahora alberga comercios y viviendas, pero conservaron el bajorrelieve de otros tiempos.

Entrando en la pequeña calle Ferdinand Gambon, también se ve el edificio que albergaba la antigua estación de esta zona. De momento permanece cerrado, pero últimamente la sociedad de ferrocarriles publicó una llamada a proyecto para “acoger actividades innovadoras y experimentar nuevos usos urbanos” en este espacio, a partir de Enero de 2023.

El pasado verano, ya habían organizado un espacio efímero de ocio cerca de la puerta de Vincennes. Unas semanas atrás, noté otras instalaciones efímeras cerca de la puerta de Charenton. Quizás tengamos una instalación en esta zona el año que viene…

Lo cierto es que en varias partes de París se ven zonas de ferrocarriles que no sirven y la manera de usarlas provoca muchos debates… Yo sólo espero que dejen de densificar las partes construidas de París y que aparezcan nuevos espacios ajardinados.

De momento anuncian días de mucho calor y pasaré unos días en el campo.

¡Hasta pronto!

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Explorando de nuevo

Años atrás viví en la calle que sirve de límite entre los distritos IX y X. Recorrí  casi todas las calles y galerías de esta zona, pero nunca tuve la oportunidad de entrar en la iglesia que se halla en la esquina de la calle Sainte Cécile y de la calle del conservatorio, a menos de 250 metros del piso que alquilaba en aquel entonces.

El otro día pasé por la calle Saint Cécile y la puerta de la iglesia estaba abierta. Así que no pude resistir a las ganas de visitar este edificio que no conocía.

Desde fuera, se trata de una construcción bastante maciza y sin campanario, pero por dentro es totalmente diferente.

Nada más entrar, me impresionó la delicadeza de la estructura de este edificio. De estilo gótico, con bóvedas pintadas, destaca por los pilares de hierro fundido que sostienen la construcción sin tapar la vista de las partes laterales y la cantidad de vidrieras que iluminan la nave. En el suelo de parqué, los parroquianos pueden respirar sin sentirse aplastados por las proporciones de la iglesia.

Ese día, estaban a punto de cerrar la iglesia, así que no pude quedarme más para dar una vuelta y examinar todos los detalles, pero queda claro que merecerá otra visita.

Seguí rumbo a la calle de Trévise y constaté que todavía no arreglaron los daños causados por una explosión que ocurrió tres años atrás. Luego pasé por la cité Bergère en donde visité una pequeña heladería muy correcta.

Para volver a casa pasé por otros sitios que frecuentaba en aquel entonces. El café “Au Général Lafayette” sigue proponiendo una veintena de cervezas. Los comercios de comida siguen alegrando la calle Cadet pero su mercería desapareció…

Yo seguí rumbo arriba por la calle de Rochechouart, hacia la colina de Montmartre.

¡Otros tiempos, otros barrios!

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Manifestaciones con llovizna

El sábado por la mañana, miré la lista de los mercadillos de segunda mano y dos acontecimientos me llamaron la atención. El primer mercadillo se hallaba cerca de la iglesia del muy adinerado barrio de Auteuil. El segundo estaba instalado en la calle de las escuelas, en el barrio latino, al pie de la Montaña Santa Genoveva. Confieso que me desanimó el largo trayecto necesario para visitar el primer mercadillo y preferí pasear por el barrio latino.

Desgraciadamente, la tarde empezó con una llovizna que desanimó a los paseantes y a los vendedores. Total, cuando llegué a la zona del mercadillo, algunos puestos seguían tapados y los dueños de otros ya estaban recogiendo sus tesoros.

Seguí caminando hacia el Instituto del mundo árabe, en donde un autobús me llevó a la estación de Lyon en donde había un atasco gigante.

Cuando llegué al cruce de la calle de Lyon y de la calle Daumesnil, vi una tropa multicolor de jóvenes participando a la Gay Pride parisina. Los socorristas me confirmaron que se trataba de la cabeza de la manifestación así que tuve ganas de quedarme un rato para admirar el desfile.

Había mucha gente, gritando, corriendo, alegre de participar al acontecimiento, pero no conseguí identificar los diferentes grupos.

Total, recorrí la avenida Daumesnil rumbo a la Puerta Dorada, para ver lo que llegaría luego y conseguí llegar a la plaza de los leones sin ver los camiones de sonido usuales.

Pero más adelante, noté uno de estos camiones, y al acercarme, constaté que había una larga fila de camiones y manifestantes esperando el arranque.

Había muy buen rollo en esta parte de la avenida ocupada esencialmente por asociaciones en la calzada y por los vecinos en las aceras.

Después de tantas músicas, me impresionaron los tres minutos de silencio em memoria de todos los muertos por Sida.

Más adelante, me paré para admirar una magnífica criatura.

Muchos kilómetros, pero también mucha energía…

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