Caminatas de fin de semana

A duras penas llegué al fin de esta semana de demasiadas reuniones y pocas caminatas. Pero estos días laborales me regalaron una grata sorpresa: 36 personas compraron el libro criticando la nueva gestión pública que propuso uno de los sindicatos.

Ayer retomé las largas caminatas con un amigo que se marchó de París cinco años atrás.
Para empezar, pasamos por el 104 en donde casi toda la nave principal estaba dedicada a la feria de la realidad virtual. Contemplamos con perplejidad dos instalaciones artísticas, esquivamos la feria y seguimos rumbo a la calle Riquet y a la gran tienda de la asociación Emaús.

En la tienda, cambiaron la distribución de los objetos de segunda mano que propone la asociación. Pusieron los juguetes muy cerca de la entrada, los libros en el fondo de la tienda, pero los muebles y las prendas siguen en el mismo lugar. Cuando pasamos allí, en la zona de las prendas, se veían personas en busca de la ganga del día, así como comediantes en busca de trajes para un espectáculo. Pronto salimos y seguimos rumbo a la dársena de la Villette.

Pasamos por la pasarela que franquea el agua y pudimos admirar los deportistas practicando remo, antes de continuar hacia una pastelería encontrada en otra ocasión.
Al volver pude comprobar que unos agentes del municipio de París estaban regalando cebollas de flores para decorar ventanas y balcones.

Hoy caminamos rumbo al barrio del ayuntamiento de París y a mi amigo le asombró la febrilidad de esta gente moviéndose por todas partes sin prestar atención a los demás.
Entramos en varias tiendas y constatamos que ya instalaron las decoraciones navideñas y que, para muchas personas, ya empezó la búsqueda de los regalos.

Seguimos rumbo al norte y recorrimos el mercadillo instalado al lado del ayuntamiento del distrito III. Llegamos demasiado tarde al mercado de los niños rojos para encontrar una mesa libre, así que pasamos por la calle de Picardie en donde encontramos una terraza tranquila.

En esta zona del distrito III, mucha gente se junta para compartir el ‘brunch” de los domingos y a los camareros les cuesta dar abasto con estos clientes…

En la plaza de la república, varias centenas de argelinos se habían reunidos para compartir sus sueños de revolución.

Mientras tanto, el vecino de la segunda planta había despertado a la triste chica de 20 años, sin domicilio fijo, durmiendo en uno de los rellanos de mi residencia. Le regaló una botella de agua y diez euros para que pueda comprarse algo de comer…
París, tierra de contrastes…

Publicado en París | Etiquetado , , , , | Deja un comentario

Paseando por el opulento distrito XVI

Los azares de la formación continua me llevaron una vez más a la jefatura de la región, justo al lado del puente de Garigliano. En otras ocasiones, aproveché este tipo de oportunidad para explorar el distrito XV. Pero esta semana tuve ganas de descubrir el muy selecto distrito XVI así que preparé dos itinerarios por este distrito.

Al amanecer, viajé en metro hacia la estación Victor Hugo y la coqueta plaza del mismo nombre.

Tuve que dar la vuelta de la plaza para encontrar la pequeña calle que buscaba. La parte norte de la calle Mesnil cuenta con varios comercios que le dan algo de vida. Pero pronto se convierte en calle dormitorio y el mercado que se halla en la esquina de la calle Saint-Didier no compensa la sensación ya que está en obras.

Por suerte aquí se halla el centro comercial “Belles Feuilles” y una galería de tamaño humano… Yo no entré en este edificio y seguí por la calle des Sablons en donde descubrí un edificio albergando una colección de talleres. Más adelante pude admirar la escultura moderna instalada en el centro de la plaza de México, antes de seguir rumbo a la estación de la Muette.

En esta parte del distrito XVI se ven construcciones de varias épocas, pero todas construidas con materiales de buena calidad. Y lo que más me llamó la atención es aquí no hay espacio para la desidia que se nota en otros barrios: cuando algo se rompe, lo cambian o lo arreglan y ni se ve un papelito abandonado en el suelo…

La calle Mozart y sus numerosas tiendas me llevó a la calle Boileau en donde se esconde el “Hameau Boileau” en medio de una manzana. Forma parte de estos lugares en donde se cultiva el entre sí de las clases dominantes.
Luego, pronto llegué al bulevar Exelmans y al puente de Garigliano.

Al salir de clase, quise caminar por la orilla izquierda del Sena y pasé por el muelle Louis Blériot, bordeado por una interesante colección de edificios construidos al principio del siglo XX. Pero lo más agradable es la vista hacia el rio y la torre Eiffel.

Como muchos turistas, pasé al pie de la Torre Eiffel, del palacio de Chaillot, del museo de Arte Moderno antes de llegar al puente del Alma. Noté, de paso, un sitio perfecto para un picnic 😊

Confieso que ya tenía mi cuenta de kilómetros y que subí en uno de los autobuses que pasa cerca de mi barrio. Pero para quien vive en París, repetir este paseo no es tan complicado.
¿Os da envidia? 😊

Publicado en París | Etiquetado , | Deja un comentario

Las luces del atardecer

Ya que los días siguen menguando, el nuevo juego consiste en marcharse temprano de la oficina para disfrutar las luces del atardecer.

El lunes no fue un gran día porque la llovizna me acompaño un rato en el largo camino que me llevaba a casa. Pero con gusto atravesé una parte todavía muy popular del distrito XI, antes de llegar al canal Saint Martin en donde ya no hay gente tomando copas en la orilla.

El martes fue más generoso.
Al salir de la estación de metro Tuileries, pasé por el gran jardín rumbo a la plaza de la Concordia. De paso pude apreciar el vestido otoñal de los árboles, así como algunas obras olvidadas por la Feria internacional de arte contemporáneo. Cuando llegué a la plaza de la Concordia, la puesta de sol iluminaba la torre Eiffel…
Luego seguí rumbo a la iglesia de la Madeleine y me asombró la cantidad de obras en la muy selecta calle Royale.
Más adelante, la calle Tronchet me llevó a la zona de los grandes almacenes y si me paré a mirar las fachadas, no entré en estos templos de la tentación.

En esta zona ya están instalando las decoraciones de Navidad…

Al pasar por la calle de la Rochefoucault pensé que todavía no visité el museo Gustave Moreau, pero estaba cerrado por obras.

Al día siguiente volví al barrio de la Madeleine y pasé por la calle de la arcada que lleva directamente a la estación Saint-Lazare. En la parte sur de la calle, se ven hoteles de lujo y tiendas de categoría incluyendo una sastrería. Pero al acercarse de la estación, se ven comercios más normalitos.

Unos años atrás, transformaron una parte de la estación Saint Lazare en centro comercial. Entre este lugar y la iglesia de la Trinidad, casi todos los edificios albergan oficinas, lo cual significa mucha agitación diurna y un barrio con poca vida por la noche. 🙁

La sensación cambia al pasar por la calle de la Tour des Dames.
Transformaron el antiguo edificio de la compañía de electricidad en centro de deportes y esta evolución me pareció muy acertada ya que, desde la calle, puedes contemplar la pared de escalada interior y los entrenamientos, así como divisar las actividades en la cancha superior. Total, el sitio resulta muy atractivo y da ganas de apuntarse.
Más adelante, otra casa alberga un centro de acogida de día para ancianos que sufren alzhéimer. Pero no cambiaron las demás construcciones de la “Nueva Atenas”.

Seguí por el distrito IX y la lluvia me pilló cuando llegaba a la plaza Pigalle.
La boina y el impermeable todavía están secando y puse un paraguas en la mochila.

Publicado en París | Etiquetado , , , | Deja un comentario

Bruj@s, calabazas, fiestas y huelgas

Ya llevamos una semana con la hora de invierno y la gata ya se adaptó. Dentro de un mes volverá la sensación deprimente de vivir exclusivamente de noche, fuera del trabajo ☹

El brujo que arregló mi nueva bici se demoró y cuando pasé por su tienda el lunes, todavía quedaban muchas cosas por hacer. Esperé un ratito, observando el desfile de clientes con prisa y empecé a contemplar la posibilidad de reciclarme en reparador de bicicletas. Pero creo que no tendría la paciencia necesaria.
Yo no quería estrenar esta máquina de noche así que volví a casa en metro.
Al día siguiente, cuando entré en la tienda, la bici me esperaba y parecía lista. Después de arreglar unos últimos detalles, el brujo me devolvió mi máquina y con gustó pude volver a casa pedaleando tranquilamente.

En la esquina de mi calle, el florista se disfrazó de brujo también y regaló al vecindario una magnífica decoración de escaparate para celebrar Halloween, con calabaza incluida.

La fiesta de Todos Santos coincidió con el fin de las vacaciones escolares y las huelgas sorpresas de los trenes complicaron las escapadas de los unos y las vueltas de los otros.
Yo tuve suerte: pude pasar unos días lejos de París y celebrar Halloween con un@s bruj@s en el Berry, tierra de leyendas y de brujerías, sin problemas de transportes.

Cuando volví a la ciudad de las luces, en medio día, seguíamos con este cielo de plomo y la llovizna de temporada. Así que fui directamente a casa.

Por suerte, esta tarde, un tímido rayo de sol apareció y aproveché este momento para pasear.
Desde el puente de la calle Caulaincourt, al mirar el cementerio de Montmartre, no observé el derroche de flores que suelen instalar en las tumbas en Todos Santos. Pero el recinto ya tenía sus colores del otoño y me pareció muy bonito.

Más adelante visité el mercadillo instalado en el bulevar des Batignolles, entre los charcos. Me impresionaron estos vendedores empedernidos, pero no creo que hicieron muchas ventas.

Luego seguí por la tranquila calle de Turín y varias calles semi dormidas del distrito IX, antes de refugiarme en casa cuando volvió la llovizna.

Tendré que cultivar un gran sol interior para no caer en la depre…

Publicado en París | Etiquetado , , , | Deja un comentario

Otoño

Ya empezaron las vacaciones escolares y las protestas de la pasada semana se hicieron más discretas. Pero también anuncian huelgas de transporte para el mes de diciembre, y como tengo malos recuerdos de huelgas que se alargan, empecé a contemplar la posibilidad de comprar una bici de segunda mano.
Escudriñé los anuncios en línea, pero constaté que varias ofertas teóricamente parisinas, proceden de las afueras. Total, recuperar la bici se convierte en pesadilla.
Pasé por varias tiendas de bicis, pero no son muchas las que proponen bicis de segunda mano. Y aun así los precios siguen bastante elevados.
El martes por la noche, encontré una solución accesible y el miércoles recuperé una bici en el distrito XI. Necesitaba revisiones y ayer lo dejé en una tienda que se halla en frente del cementerio del Père Lachaise. El lunes me la devolverán como nueva.

Ayer aproveché un día soleado para participar a una visita por el parque de los Buttes-Chaumont con un guía que ya conocía. Este señor tiene una gran cultura botánica y una manera muy especial de contemplar la ciudad. Así que participar a una de sus visitas siempre es interesante.
Tras contarnos una parte de la historia de la creación de este parque, nos invitó a admirar los colores del otoño antes de enseñarnos varios árboles notables.

Entre los descubrimientos del día toca mencionar un grupo de tres plátanos de sombra que tienen más de 150 años. Justo al lado se hallan dos ginkgos biloba que tienen más de un siglo.
En este punto del paseo el guía habló de “estos cinco individuos realmente impresionantes” y uno de los cinco jóvenes que estaban justo al lado pensó que el guía estaba hablando de ellos. Pero cuando el guía precisó la edad de los individuos, los jóvenes entendieron que trataba de los árboles. ¡Qué risa!

Más arriba pudimos admirar una secoya de 40 metros de alto, antes de escondernos debajo de las ramas de otra secoya.
Luego seguimos cuesta arriba para descubrir una pequeña plaza que proporciona un punto de vista muy bonito. Y allí se acabó el paseo del día.

Al volver a casa, constaté que mis vecinos aprovechaban la noche más larga del año (por el cambio de hora) para organizar una fiesta. Después de tantas caminatas, el ruido no me impidió dormir. Pero a las tres de la mañana (hora nueva), me despertó el canto de los vecinos con sus invitados. Estaban cantando el “Bella Ciao” italiano y siguieron un gran rato repasando todas las coplas revolucionarias que conocían.
Si me quitaron el sueño, estos vecinos revolucionarios me regalaron una gran alegría.

Publicado en París | Etiquetado , , | Deja un comentario