Sucesos en la esquina

En mi instituto suelen informar por mail a todo el personal de los decesos de los empleados o ex empleados. Esta semana nos tocó el deceso de un hombre de 42 años, presentado como un colaborador de buen nivel y apreciado de todos sus colegas. Somos muchos así que no se puede conocer a todos los empleados, pero la nota publicada el martes recordaba la carrera de este señor y se acababa de una manera algo curiosa, muy diferente de los clásicos “fallecido tras una larga enfermedad” o “víctima mortal de un trágico accidente”. Picó nuestra curiosidad.

Al buscar informaciones descubrí que este hombre había desaparecido durante la noche del 14 al 15 de febrero y que sus amigos habían colgado anuncios en varios sitios a partir del 18 de febrero para encontrarlo.

M. desapareció entre los distritos 10, 11 y 19. Tiene 42 años, cráneo raspado, ojos azules y barba de tres días. Mide 1m80 y cuando desapareció llevaba una chaqueta de cuero marrón, una camiseta del PSG, vaqueros y gorro gris. La última vez que le vieron, fue el 15 de febrero a las cuatro y media de la mañana, estaba en un taxi en el cruce de dos calles del distrito XI y andaba rumbo a su casa en el distrito XIX.

Sus familiares también contactaron la policía y entonces empezaron dos largas semanas de investigación pasando por todas clases de emociones.
Finalmente, los inspectores encontraron el cuerpo sin vida de M. en el canal Saint Martin.
Para el amigo que informó a los demás conocidos, si todavía no se sabe lo que pasó, queda claro que no fue un acto voluntario…

Este hombre vivía en uno de los altos edificios que bordean la calle Simon Bolivar y solía instalarse en el tejado con sus amigos para organizar una barbacoa o compartir cervezas. Varias de sus fotos muestran la vista sobre París desde este punto y resulta impresionante. Confesaba que no se cansaba de contemplarla.

Yo suelo pasar al lado de su edificio por la madrugada y esta semana me quedé un momento mirando a los tejados. Hoy quiero dedicar a este desaparecido la imagen que me regaló uno de mis recorridos matutinos.

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