Desde principios de Abril, la asociación de los Greeters parisinos recibe cada día más pedidas de paseos por la ciudad de las luces y a mí me tocaron cuatro contactos, de los cuales dos confirmaron su presencia.
Acompañé el primer grupo por las galerías cubiertas y si pudimos admirar la calidad de las restauraciones que hicieron alrededor de la biblioteca de la calle Richelieu, también noté la presencia de varios grupos de turistas, atraídos probablemente por la gran sala ovalada.
Ya no había policías al lado del Consejo Constitucional y pudimos seguir tranquilamente hasta el mercado de los niños rojos para compartir un té de menta.
Compartí el segundo paseo con una pareja sevillana que quería visitar la colina de Montmartre y en esta zona, sí que se notaba la presencia de los turistas, porque había gente casi por todas partes. Pero la primavera en Montmartre tiene un encanto especial.
Este segundo paseo se acabó en uno de los bares de la calle Clignancourt, en donde los vecinos suelen juntarse para mirar los partidos de futbol o rugby, o simplemente tomarse una copa J
El pasado lunes, tocaba participar a la marcha del Día del Trabajador. Me impresionó la cantidad de gente que estaba convergiendo hacia la plaza de la República y también la densidad de personas reunidas en la plaza. Dando vueltas por el vecindario, constaté que habían organizado dos recorridos distintos para caminar hacia la plaza de la Nación y que él de mi sindicato quedaba estancado. Por suerte encontré a algunos colegas, y después de esperar casi una horita la salida de nuestro grupo, nos marchamos por el bulevar Voltaire en donde encontramos de nuevo un atasco de peatones al lado del Bataclan.
Confieso que renuncié a seguir adelante. Escogí calles alternativas para encontrarme con el segundo recorrido y constaté que los últimos manifestantes se marchaban de la plaza de la República sobre las cinco.
No sé cómo los turistas perdidos en estas zonas de París habrán percibido este acontecimiento…