Seguimos con un tiempo casi veraniego, perfecto para las largas caminatas del atardecer.
Esta semana quise pasar de nuevo por el distrito XIII y conectar las diferentes zonas exploradas. En una de las esquinas de la calle Daviel, me dejé atrapar por el escaparate de un “MOF” (mejor obrero de Francia) y entré en una pastelería para comprobar personalmente la excelencia de este profesional. Confieso que esta tartaleta asociando una crema de café y chocolate a granos de alforfón tostados fue una muy buena sorpresa y tendré que probarla otra vez…
En la misma calle, constaté que en la villa Daviel preservaron el encanto de sus pequeñas casas y que la vegetación del patio central de la pequeña Alsacia sigue prosperando.
Mirando hacia el cielo, descubrí un bonito dibujo asociado a un texto de Baudelaire.
Los primeros visitantes de la semana eran chilenos y querían subir por el funicular para descubrir la colina de Montmartre. Esta demanda me llevó a reconsiderar el recorrido que suelo compartir, renunciando a algunos detalles y limitando los desniveles, pero por los menos pudimos apreciar el ambiente alegre de la fiesta de las vendimias.
El visitante siguiente era un conocido que quería compartir algunas caminatas parisinas.
Desde la estación de tren hasta mi barrio rebelde, escogimos un camino en zigzag, perfecto para visitar varios jardines, admirar un fresco mural o comprar una tarta de cítricos para compartir con los vecinos…
Este día se acabó subiendo hasta el Sagrado Corazón para contemplar la ciudad.
El sábado por la mañana, pasamos por el mercado instalado debajo de la línea de metro al lado de la estación Barbes, a tope de clientes, antes de explorar varios sitios de interés en el barrio de la Gota de Oro.
Dedicamos la tarde a recorrer la colina de Montmartre para ver varios sitios de interés y disfrutar el ambiente de la fiesta de las Vendimias.
Me impresionó la cantidad de hinchas irlandeses luciendo camisetas verdes y la discreción de los hinchas de los otros países del mundial de rugby.
Hoy tocaba recorrer la zona de las pulgas y sus diferentes mercados.
Finalmente, su adiciono todos los kilómetros de los últimos días, habrá sido una semana de más de cien kilómetros caminando…
Y ahora toca descansar.