Salí otra vez de la estación de metro Monceau, pero en vez de entrar en el jardín romántico preferí caminar rumbo a la plaza del general Catroux en donde se halla un curioso edificio.
dEste hotel de estilo neorrenacentista fue construido por el banquero Emile Gaillard a finales del siglo XIX para albergar su colección de obras de arte. Si el hotel cambió de propietario en los años 1920s y de utilización un siglo más tarde, sus fachadas exteriores presentan una colección de personajes directamente inspirados de las figuras de la edad media que merecen una parada.
El hotel ahora alberga “Citeco”, un espacio museístico dedicado a las ciencias económicas. Pero preferí alejarme de la plaza, que no aprecio mucho, y perderme por las calles secundarias.
En la calle de Chazelles noté un cartel indicando que allí fue donde fabricaron una parte de la estatua de la libertad que se ve en Nueva York.
Luego seguí por varias calles muy parecidas, con actividades económicas en la planta baja y viviendas arriba.
La sorpresa surgió al recorrer un pasaje comunicando dos calles cuando descubrí una casa anunciando “Culte Antoiniste” y como estábamos en las horas de apertura, me atreví a entrar.
Me acogió una señora con un largo vestido negro y una cofia de otros tiempos. Me atendió muy amablemente, me dejó entrar en la sala de reunión e incluso me regaló una publicación relativa a su organización. Confieso que, al salir de este lugar, y después de haber ojeado el papelito que me dio, soy totalmente incapaz de decir de que va el tema…
Más adelante, también noté algunas calles con vidilla que merecerán alguna visita.
El último trozo de mi recorrido me llevó al Arco del triunfo y llegando por la avenida Mac Mahon, bien se nota que el arco se halla encima de una pequeña loma.
Luego tocaba hundirse en el metro para seguir rumbo al centro de París.