Y más caminatas…

El lunes festivo me dio la oportunidad de practicar un juego que aprecio mucho: caminar desde mi casa rumbo a algún destino, con la única ayuda de mi brújula mental 🙂
Ese día quería visitar una tienda de la calle des Francs Bourgeois. Al llegar al bulevar Saint Martin, pronto encontré uno de los pasajes que llevan a la calle Meslay. A continuación, la gran escalera del pasaje del puente de las ciervas me llevó a la calle de Nuestra Señora de Nazareth y desde allí llegué a la calle de las virtudes. Sólo faltaba entrar en la catedral armenia Santa Cruz, en donde un músico estaba ensayando 🙂
Y con 300 metros más, llegué a la tienda que quería visitar.

Al día siguiente descubrí un nuevo terreno para el culto de la delgadez. Mientras intentaba tranquilizar una de las gatas en la sala de espera del veterinario, noté un cartel que explicaba lo que representaría para un humano el equivalente de un exceso de peso de 1 kilo para un gato o un perro. La verdad es que la cifra es impresionante, tan impresionante que ni siquiera recuerdo quien editó el cartelito…

El viernes por la mañana, noté un micro acampamiento delante del Bataclan, con mantas de supervivencia incluidas. Confieso que consulté el programa de la sala de conciertos para ver quien provocaba esta abnegación pero ni siquiera conocía este grupo (Bring me the horizon). A veces pienso que tendría que ponerme al día pero lo olvido enseguida :-))

Ayer participé por un paseo organizado por la asociación de los greeters entre la plaza de Clichy y la estación de metro Barbes-Rochechouart. A lo largo de este recorrido de 1,8 kms se trataba de evocar los 24 cines que bordeaban el bulevar, contemplando antiguas fotos y comparando con los edificios actuales. Encontramos huellas de este pasado en una trapería y pasamos por el antiguo cine que alberga una tienda de zapatos antes de acabar, congelados, en un bar cuyo té de menta es bueno y barato.

Hoy renuncié a pasear porque las temperaturas rondan los cinco grados y ya es hora de instalar el invernadero. Ya veremos cuantos cactus sobreviven al invierno…

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Caminatas

La estancia de tres canarias en París me dio la oportunidad de hacer un largo paseo entre semana por la colina de montmartre. Al pasar por la calle Joseph de Maistre descubrimos una señal insólita…

¿Prohibido aparcar para las nubes?
No sé si eso será el mensaje que imaginaba el autor de este dibujo pero me parece muy adecuado para el otoño parisino. Desgraciadamente las nubes no se enteraron…

Subir, bajar, subir, bajar… Para borrar las agujetas del recorrido por la colina, hice otro recorrido desde la porte d’Orléans rumbo al bulevar de Montparnasse.
Calle Boulard, el amigo que me acompañaba no encontró el taller de serigrafía en donde trabajó antaño.
Bulevar Raspail, constaté que la tienda de muebles de olmo macizo también había desaparecido 🙁
Pero el distrito 14 sigue albergando gente de clase media y superior y se nota al mirar las tiendas, las maneras de moverse o de hablar en la calle y en un montón de detalles de todas clases.
Allí fue donde encontré el escritorio que buscaba: una mesita de segunda mano que me costó 25€. Me esperaba en la primera planta de un edificio interior. Piso pequeño, sitio tranquilo… pero prefiero el bullicio de mi barrio abigarrado.
Por cierto, el traslado de esta mesita fue toda una aventura pero superé la prueba y ahora ya está instalada 🙂

Ayer, entre dos sesiones de compras, topé con un grupo parado en frente de un escaparate de tejidos africanos y escuchando a una guía transportando un libro titulado «Africa en París». Quizás compre este libro pero de momento seguiré paseando al azar. Y para daros envidia, aquí viene una foto de la plaza de los pintores librada de las terrazas de los restaurantes 🙂

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Semana corta

Tres días de trabajo, cuatro días de fin de semana: este ritmo me cae de maravilla 🙂

Esta semana seguí visitando tiendas de muebles con un amigo y pronto llegamos a la conclusión que la calidad de los productos que vimos no merecía los precios anunciados. Total queda la opción de diseñar y fabricar algo que me guste o de escudriñar las ofertas de los sitios de segunda mano. Pero en ambos casos tengo que eliminar algunos objetos de mi casa…

El martes amanecimos con un sol frío de invierno y una luz muy bonita pero no tenía mi cámara 🙁
Por la noche, los azares de mis peregrinaciones me llevaron al lado del mercado Saint Pierre, cuando ya se marcharon las modistas, y me encantó la tranquilidad de esta zona tan concurrida de día.

El último día de esta cortita semana laboral empezó con el saludo matutino del guarda nocturno de la calle Leon y su contagiosa alegría. Se acabó de manera más nostálgica con la despedida de mi director técnico 🙁

Al día siguiente algunos celebraban Halloween. Yo no suelo unirme a esta fiesta que no forma parte de mi cultura pero al caminar rumbo al cine, el jueves por la noche, noté una cantidad asombrosa de diablos y brujas en varios sitios y algunos disfraces me parecieron muy logrados.
Yo seguí rumbo al Grand Rex en donde proponían la película Gravity en la gran sala, con pantalla gigante y 3D. Por cierto esta sala es un sitio fantástico, pero 14€ por una sesión de cine me parece un poco exagerado…

El día de Todos Santos, visité varias tiendas en la parte subterránea del Forum des Halles. Mientras estás en una tienda no pasa nada pero la sensación al recorrer estas callecitas cortadas por las empalizadas de las obras resulta muy opresiva y a pesar de la lluvia, con gusto volví al aire libre.
Seguí caminando por el Marais y constaté que casi todas las tiendas estaban abiertas.

Volví al cine para ver «la vida de Adèle» en una sala cerca de Bastille y no me arrepentí.
Allí probé un café que se halla 40 Boulevard Beaumarchais (a unos 300 metros de Bastille) y se llama la cantoche panam. En este sitio el café en la barra cuesta 0,90€ y los demás precios me parecieron muy correctos.

Al final, aproveché este largo fín de semana para ver dos películas, reorganizar mis armarios y lijar una mesita olvidada en mi sótano. ¡Algo es algo!

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Tiendas

Después de pasar varias horas en frente de mi pantalla en busca de un escritorio de tamaño compatible con mi refugio parisino, me dejé seducir por un objeto de diseño muy sobrio y llegó el momento de salir a la calle para contemplarlo de verdad.
La tienda de diseño se escondía en esta discreta calle del distrito 3 en donde se halla la casa de Nicolas Flamel. Cuando llegué estaban cerrando pero me dejaron la posibilidad de examinar el objeto. Fabricado con cuidado, el escritorio tenía la misma elegancia que en las fotos pero no tenía capacidad para mi caos ordinario. La diseñadora, muy maja, intentó imaginar lo que podría servirme y me indicó una pista muy interesante pero sigo indagando.

Al día siguiente visité la tienda de un artesano tapicero. Otro estilo de muebles, otro tipo de intercambio pero se notaba la misma pasión por su trabajo. ¡Qué hombre tan dichoso!

El fin de semana me dio la oportunidad de descubrir otra faceta de mi barrio. Para vender un chaleco de cuero, quedé con un comprador potencial al lado de la salida del metro Chateau Rouge, en donde se instala una cantidad inverosímil de vendedores callejeros. Ubiqué a este señor muy facilmente pero lo más asombroso fue constatar que nada más enseñar el chaleco, se acercó otra persona para ver lo que vendía… Lo cual demuestra que este barrio conserva algunas costumbres de zocos 🙂

Hoy aproveché un claro para visitar el mercadillo instalado en la calle de los martirios. Bonita perspectiva pero pocas gangas…

Y ahora toca esperar la primera tormenta del otoño con rachas que llegarán a los 85km/h por la noche…
Luego os cuento.

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Andando

Tras varias semanas de mucho trabajo, me otorgué una semanita de vacaciones en la capital.
Mi primera caminata me dio la oportunidad de contemplar el Sena y La Défense desde la isla de la Jatte, en Neuilly, bajo una luz muy bonita…

Al día siguiente, el cielo gris y la lluvia se juntaron para desanimarme pero mis ansias andariegas fueron más fuertes. Lo cierto es que no había mucha gente en las aceras y que la visita de varias tiendas me libró de la ducha integral.

Mientras tanto, los servicios del ministro de interior tuvieron la buena idea de arrestar a la joven gitana kosovar Leonarda para expulsarla con su familia. El caso fue denunciado por la Red Educación Sin Fronteras. La prensa se adueñó del tema y los alumnos de secundaria, apoyados por un rayo de sol, se mobilizaron al lado de la plaza de la Bastille para protestar.

Mientras tanto, otros disfrutaban el día soleado en las terrazas de Saint Germain des Près, a pesar de la crisis y del precio extravagante de las bebidas.
Caminando rumbo al Norte, me paré otra vez para contemplar el Sena.

Ayer empezaban las vacaciones escolares de Todos Santos.
No encontré el mercadillo anunciado en la plaza de las Abadesas pero constaté en varios mercados que la campaña de las elecciones municipales ya había empezado.
Mañana vuelvo a la oficina 🙁

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