Después de todos estos días de protestas, manifestaciones y huelgas, necesitaba unos días de vacaciones. El diablo en persona (*) me esperaba en mi pequeño pueblo de Borgoña.

(*) «El diablo en persona» es el nombre de esta figurita.
Después de todos estos días de protestas, manifestaciones y huelgas, necesitaba unos días de vacaciones. El diablo en persona (*) me esperaba en mi pequeño pueblo de Borgoña.
(*) «El diablo en persona» es el nombre de esta figurita.
Entre los edificios que bordean el bulevar Massena, había notado la forma a la vez maciza y relativamente original de un edificio de hormigón. Resulta que se trata de un cuartel de bomberos construido en los años 1970’s y que su arquitecto se llama Jean Willerval.
En la planta baja, desde la calle Darmesteter, se ven los vehículos listos para salir para cualquier urgencia. La parte superior alberga barracas que permiten alojar a unos quinientos bomberos y una centena de pisos para los oficiales y las familias. El complejo también cuenta con restaurantes, instalaciones de deporte, piscina y talleres.
La verdad es que contemplar estas instalaciones (uno de los cuarteles más grandes de Europa) resulta muy tranquilizador.
Las manzanas vecinas son mas normalitas y muy representativas del esfuerzo de construcción de viviendas de los años 1930’s, Todas tienen sus pequeños jardines privados y en una de ellas, también noté un jardín de infancia.
Más adelante, entre las puertas de Choisy y de Italia, la zona que se halla entre el bulevar periférico y los bulevares de los mariscales es totalmente dedicada al deporte, con instalaciones de todas clases. En el club de petanca había mucha gente y pensé que estaban participando a una competición.
Abandoné esta zona de frontera para seguir rumbo al centro de París y me paré un rato en el jardín Juan Miro. En una de las esquinas del jardín, la estatua del poeta Rabindranath Tagore sigue escribiendo. En otra esquina mencionan que en este punto se hallaba el puesto de mando del coronel Fabien que formó parte de los liberadores de París en 1944…
Yo contemplé el piso que se halla en la planta baja en otra esquina y entendí porque lleva varios meses sin encontrar comprador.
Al salir del parque, seguí caminando por la avenida de Italia rumbo al ayuntamiento del distrito XIII. En la avenida de los Gobelinos, los policías motociclistas estaban esperando a los chalecos amarillos… Preferí hundirme en el metro para volver a casa.
La vida parisina queda muy impactada por el caos provocado por la reforma de las jubilaciones y su modo de aprobación en la asamblea nacional. Los sindicatos convocaron un nuevo día de huelga y organizaron una gran manifestación el pasado jueves.
Yo ya no tengo medios para aguantar más días sin salario. Total, me quedé teletrabajando en casa y caminé rumbo a la manifestación después de mi jornada laboral.
En los grandes bulevares, llegué por casualidad en la zona de los Bloques Negros. Pronto me alejé de esta zona, pero no pude escapar a los gases lacrimógenos. Mas adelante, al caminar contracorriente, pude hacerme una idea de la amplitud de la manifestación antes de encontrar a mis colegas, todavía muy cerca del punto de salida de la marcha. Fue de nuevo una marcha impresionante.
El viernes al atardecer, quise descubrir una parte del distrito XIII que se halla al exterior del periférico entre las puertas de Ivry y de Italia.
Si el primer tramo cuenta con edificios ordinarios de oficinas o viviendas, también se ven muchas casas pequeñas, como olvidadas por los programas de urbanización, probablemente por el zumbido permanente del periférico. Desde esta zona, mirando hacia el Norte, se descubre una imagen inusual de las torres del barrio de las Olympiades.
Confieso que, en algunos momentos, flotando al lado de las nubes, me parecieron totalmente irreales… Pero pronto volví a la realidad al llegar a la puerta de Italia y su agitación.
El sábado, hice una nueva visita por la zona que se halla entre la avenida de Italia y la avenida de Choisy. Me costó encontrar encanto a esta zona maltratada por el tráfico automóvil de la avenida de Italia y las obras de creación de una nueva estación de la línea 14. Sin embargo, es una zona de muchos comercios y algunos jardines merecen una segunda visita.
Por la tarde, la plaza de la República fue el punto de salida de dos manifestaciones. Por un lado, hacia la plaza de la Bastilla, se trataba de protestar contra el proyecto de reforma de la ley de inmigración. Por el otro, hacia la plaza de la Nación, se trataba de apoyar a los ucranianos en su lucha contra Rusia.
El fin de semana resultó más tranquilo, con mercados de segunda mano en varios lugares y una tarde soleada.
Por el momento, los basureros pueden jubilarse cuando cumplen 57 años. Si se aprueban las nuevas reglas de la reforma de las pensiones, tendrán que seguir trabajando hasta los 59 años. Con razón, se pusieron en huelga, dejando 10000 toneladas de basura yaciendo en las aceras. El prefecto de policía requisó a varios basureros y empresas de servicio para compensar, pero de momento no consiguieron colectar todos los amontonamientos.
En mi barrio rebelde, la colecta fue confiada a una empresa privada y funciona casi normalmente. En las zonas más céntricas los parisinos parecen resignados, pero dudo que aprovechen los primeros rayos de sol de la primavera para sentarse en alguna terraza, a menos de dos metros de los bolsos de basura…
Después de las grandes manifestaciones de las últimas semanas, ahora vivimos movimientos de protesta más violentos incluyendo amenazas directas hacia los elegidos. No sé cómo se acabara…
Mientras tanto, quise experimentar una manera alternativa de visitar una zona que no conozco bien. En algunos barrios mal comunicados por el metro, la sociedad de transportes parisinos propone un servicio particular bautizado “traverse”. Se trata de un circuito relativamente local, con un micro autobús que puede llevar poco más de una decena de personas. El tamaño del vehículo permite pasar por las mismas calles que los coches y descubrir por el precio de un tique las partes más interesantes.
De momento, París cuenta con tres servicios de este tipo: uno recorre la parte Sur del distrito XX, otro comunica las partes Norte de los distritos XVII y XVIII y el último circula entre las partes Sur de los distritos XIII y XIV.
Yo probé la “traverse” de los distritos XIII y XIV y pude constatar que todavía tengo muchas zonas por explorar en el distrito XIII.
Lo bueno de la experiencia fue que me dejó justo al lado del antiguo convento de las franciscanas y pude pararme un rato para descubrir el acontecimiento organizado este día en la iglesia.
Se trataba de una venta al kilo de prendas de segunda mano, había cola para entrar y tenías que pagar 3€60… Si no compré nada, por lo menos pude ver de nuevo la iglesia que había descubierto años atrás.
Este martes, los sindicatos convocaron otra vez una manifestación para protestar contra el proyecto de reforma del sistema de jubilación francés. La necesidad y la urgencia de esta reforma parecen cada día menos evidentes y algunos errores inverosímiles acerca de algunas cifras anunciadas desacreditaron a varios ministres. Total, más de tres millones de personas participaron a las diferentes manifestaciones organizadas este día.
Los manifestantes parisinos se juntaron entre el bulevar Saint Germain y el bulevar Raspail. Encontré mis colegas al lado del ministerio de medio ambiente, justo al lado de un camión-escena, con músicos alegrando la espera.
Tardamos más de dos horas sin poder arrancar y eso me dio la oportunidad de dar una vuelta en este barrio de los ministerios que no frecuento muy a menudo. En la pequeña calle Saint-Simón descubrí un edificio de talleres de artistas y un cartel me enseñó que allí es donde Robert y Sonia Delaunay trabajaron durante muchos años.
Finalmente salimos sobre las cuatro de la tarde y seguimos un itinerario alternativo. Caminamos por el bulevar Saint Germain hasta el Instituto del Mundo Árabe, continuamos por la orilla del Sena rumbo a la estación de Austerlitz antes de girar por el bulevar del hospital rumbo a la plaza de Italia.
Confieso que abandoné el cortejo antes de llegar al hospital para empezar el largo camino de vuelta a casa a través de una ciudad sin transportes y con muchos peatones.
El movimiento de huelga de los transportes continuó el miércoles y la caminata del día me dio la oportunidad de pasar por grandes bulevares casi desiertos. Desgraciadamente, la lluvia se transformó en chubasco y me refugié en el primer autobús hacia el Norte de la ciudad.
El jueves y el viernes, los transportes volvieron a funcionar, pero en muchos barrios los basureros siguen en huelga y los bolsos de basura se amontonan en las aceras…
Ayer, no había mucha gente en la manifestación del día.
Se sabe desde varios días que el Senado galo es favorable a la reforma y que no le importa la amplitud de la protesta. Y ayer por la noche, aprobaron el proyecto.
Hoy, algunos electricistas cortaron la luz de las casas de algunos parlamentarios y ministros. Nadie sabe lo que puede producir la colera de la gente de a pie…