¡Eurocopa!

La Eurocopa vino de maravilla para que olvidemos la crecida de las aguas del Sena y las huelgas de todas clases. Cuando Francia consiguió la organización de este acontecimiento, son muchos los políticos que declararon que era una excelente noticia para el turismo, los hoteles, los cafes y restaurantes y globalmente para la economía gala. Pero la realidad constatada por los ciudadanos de a pie es muy diferente.

Entre los hinchas que invadieron París, toca hablar de los que más vemos en mi barrio: los irlandeses. Con sus camisetas verdes, invadieron algunos bares que se hallan en el bulevar de Clichy, entre la plaza Blanche y la plaza de Clichy.
Comparten cervezas, cantan, comparten cervezas, cantan, … y el parisino introvertido los mira con indulgencia y algo de envidia.

Otro cantar es cuando uno pasa por el mismo bulevar por la madrugada. La alameda central se transforma en un auténtico vertedero con botellas y latas de cervezas, bocadillos y embalajes de todas clases abandonados por todas partes. Y no es por la huelga de los basureros…

En mi edificio, un grupo de hinchas irlandeses alquiló un piso y la portera se enfadó.
Me contó que la despertaron cuando volvieron bien bebidos sobre las dos de la mañana. Luego llegó otro y uno de sus compañeros bajó a la calle en pelotas para abrirle la puerta. En cuanto al último que llegó, estaba tan bebido que se puso a dormir en el mismo suelo de la entrada de la residencia…

Nuestra portera estaba muy enojada y tuve que esforzarme para no reírme al enterarme de estas aventuras. Pero lo cierto es que esta gente no frecuenta los hoteles, no come en los restaurantes , compra las cervezas en los supermercados, ensucia los espacios públicos y fastidia al ciudadano de a pie.
Y de momento no tenemos peleas como la que opuso rusos e ingleses en Marsella.

Mientras tanto los musulmanes de mi barrio siguen con el ramadán. En la panadería estabán contando las horas por esperar antes de cenar.
Yo sigo probando los pasteles de temporada 🙂

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Agitación por todas partes…

El pasado martes fue cuando declararon que empezaba el Ramadán.
En mi barrio multi-cultural eso provoca la aparición en cada esquina de una cantidad inverosímil de preparaciones tradicionales, listas para el momento de romper el ayuno. Ya probé algunos pasteles y la verdad es que son requete ricos 🙂

Mientras tanto, continúa la protesta contra la reforma laboral que propone la ley El Khomri.
Tras el bloqueo de las refinerías, tuvimos huelgas de los ferrocarriles y el otro día no había otra opción para viajar rumbo a Borgoña que compartir coche.
Ahora los basureros del Municipio ya no colectan los desechos en algunos distritos parisinos y hay perturbaciones en la mitad de la ciudad. Yo no me había enterado porque la recogida sigue funcionando en mi barrio y casi no comentan el tema en las noticias. Pero el pasado jueves, al pasar por la calle Saint Blaise, una zona muy poblada del distrito 20, vi una cantidad impresionante de amontonamientos de bolsos de basura.
El viernes, la alcaldesa contrató empresas privadas para recoger las basuras antes de la apertura de la Eurocopa. Pero seguimos con perturbaciones porque algunas instalaciones de gestión de los residuos están bloqueadas…

Mientras tanto, en muchos comercios de la capital, instalaron decoraciones especiales para la Eurocopa.
El viernes al aterdecer, pasé por el bulevar de Menilmontant y constaté que todos los bares estaban listos para la competición.
Por la noche, el rumor de la calle me informó de como iba Francia frente a Rumanía 🙂

Tras el fin del partido, quise ver como iba la fiesta organizada por la asociación « carré Versigny ».
En la calzada de los 250 metros de las calles Joseph Dijon y Versigny, habían instalado 1500 metros cuadrados de césped y todo los vecinos estabán en la calle, sentados en el suelo o escuchando uno de los conciertos, para celebrar la recuperación por los habitantes de este espacio dedicado normalmente al tráfico automóvil.

Esta mañana, no pude resistir a las ganas de mirar de nuevo este estupendo césped. Desgraciadamente a las 8 de la mañana ya lo habían quitado.
A ver si conseguimos algo parecido al pie de mi casa 🙂

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¡Aguas !

Ya llevamos varios meses imaginando el caos que provocaría una crecida de las aguas del Sena parecida a la de 1910.
El Instituto regional de ordenación del territorio y urbanismo produjo varias simulaciones impresionantes y en marzo la jefatura de policía organizó un ejercicio con los militares para prepararse a esta posible catastrofe.

El lunes llovió. El martés y el miércoles también.
Y el nivel del agua medido al lado de la estación de Austerlitz pasó de 1,57 metros el pasado domingo a 6,10 metros el viernes por la noche.

Como muchos parisinos, cuando llegaron los claros del jueves, no pude resistir a la tentación de contemplar el rio y escogí la zona que se halla entre la pasarela de los Artes y la isla de la Cité.

El pequeño jardín que se halla al pie de la estatua de Enrique IV estaba inundado y los « bateaux-mouches » estaban parados ya que casi no quedaba espacio para pasar debajo de los arcos de los puentes. También cortaron una parte de la línea de red expres regional que bordea el rio y el metro ya no se para en la estación Saint Michel.
Y yo tuve la sensación que el Sena, tan « civilizado » usualmente, recobraba la fuerza de los grandes rios.

El viernes cerraron el museo del Louvre, así como el de Orsay para mudar las obras conservadas en zonas amenazadas por la crecida de las aguas.
También constataron que el sistema de medida del nivel del agua había dejado de funcionar unas horas en Austerlitz.

Por cierto, mi casa como mi instituto están a salvo de las inundaciones. Pero en algunas partes de las afueras de París la situación resulta muy complicada, con cortes de electricidad y de transportes, inundaciones de viviendas y evacuaciones de los habitantes por los militares.

Pero ya anuncian que las aguas empiezan a bajar.
Seguiremos esperando la crecida centenaria de las aguas…

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Mercadillos y manifestaciones de temporada…

El mes de mayo suele regalarnos una temperatura suave con poca lluvia y son muchas las asociaciones que aprovechan este tiempo para organizar mercadillos de barrio. De momento los de los sábados tuvieron suerte y los de los domingos tuvieron que aguantar aguaceros…

Ayer tuvimos un día relativamente soleado y pasé por el mercado instalado en las aceras de la calle Custine.
La gente que vive en esta zona forma parte de las clases bastante acomodadas y el mercadillo atrae a muchos vendedores. Al recorrer la calle, ida y vuelta, noté varios objetos que podrían proponer en algunas tiendas de antigüedades. Pero resistí a todas las tentaciones.

En la calle Pierre Budin, las madres de alumnos organizaban otro mercadillo para favorecer la rotación de las prendas de niños entre las familias. Si yo no pasé por esta calle, sé que una de mis amigas esperaba esta fecha para comprar prendas más grandes para su último niño.

Al atardecer, una batucada dio la vuelta de mi barrio para anunciar la comida organizada por otra asociación en la calle de Laghouat para el vecindario. A pesar del riezgo de lluvia, unas cien personas participaron a este acontecimiento.

Esta mañana tocaba apoyar a los valientes que participaron a la “carrera de la goutte d’or”. Cinco pasos al pie de mi casa y diez kilómetros para los adultos, dos pasos y 4 kilómetros para los adolescentes… Pero el momento que más me alegró fue el paso de los niños, acompañados por algunos adultos, y sobre todo esta niñita que participó a la carrera en los hombros de su padre. 🙂

Yo aproveché un claro para visitar el mercadillo del barrio Amiraux-Simplon.
En esta zona muy popular, no hay muchas tiendas y cuando pasé por allí unos días atrás, las calles me parecieron algo dormidas.
Hoy, a pesar de la lluvia, había más vidilla. Vi cosas de todas clases y de precios muy baratos. Y compré una conga africana por 5 euros y un collar por un euro extra 🙂

Y para bien acabar con este domingo, descubrí un pequeño teatro en el distrito 19 en donde un grupo de chicas muy tónicas presentó un espectáculo chispeante.
Necesito una semana de trabajo para recuperar 🙂

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Semana corta

El lunes de Pentecostés es un día raro. Fue un día festivo hasta 2004. Luego fue transformado en día trabajado en beneficio de la solidaridad nacional y a partir de 2008 fue de nuevo un día festivo, cada empresa escogiendo libremente el día de solidaridad nacional.
Ahora el 30% de los franceses trabajan ese día mientras los demás (y yo entre ellos) disfrutan de un fin de semana alargado.
En París determinar cuales comercios permanecen abiertos es un tema complicado y si apartas las zonas turísticas internacionales (en donde abren 365 días al año), no tienes más remedio que mirar los carteles o preguntar con antelación. En mi barrio, los supermercados estaban abiertos, así como la tienda de electrodomésticos pero el frutero se otorgó un fin de semana alargado…
Yo aproveché este día para recibir una nevera nueva por la mañana y llenarla por la tarde 🙂

El martes, la ministra de medio ambiente tuvo la buena idea de visitar nuestra estimable institución. Eso provocó varias molestias pero también una situación muy divertida : la policia impidió que la gente pasara por la entrada principal, así que el director general adjunto se quedó fuera con los sindicalistas 🙂

El resto de la semana se nos regaló diluvios, claros y un día veraniego.

Aproveché una mañana sin lluvia para pasar por el distrito 9 en donde encontré una magnífica puerta de hierro colado que todavía no había notado.

El viernes cerraron la estación de metro de mi barrio por obras hasta el mes de agosto del 2017. Cuando pasé por allí, constaté que de momento eso no tenía consecuencias sobre la frecuentación de las tiendas de la zona y las ventas callejeras. Pero no sé como la gente se adaptará a este cambio a lo largo de los 14 meses anunciados.

Ayer, día veraniego, había gente por todas partes.
En el gran bulevar que pasa al pie de la colina de Montmartre, encontré un sinfín de turistas así como parisinos aprovechando el sol para pasear o ir de tiendas. En la plaza de Clichy, la tienda de jardinería estaba a tope de clientes, algunos probando las tumbonas y otros escogiendo una barbacoa…
Yo aproveché este tiempo suave para probar un restaurante con terraza cerca de la iglesia Saint-Bernard y fue una grata sorpresa.

Y hoy tenemos lluvia de nuevo.
¡Mala suerte para la asociación que organizaba una mercadillo de los vecinos!

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