Cosas de octubre

Si alguién conoce un truquito para que las gatas se enteren del cambio de hora, ruego que me lo comunique cuanto antes. Mis peludas siguen con la hora del verano y ya llevan una semana maullando al lado de mi oreja, inquietas porque sigo durmiendo después de su hora de despertar. Y por la noche protestan por que la comida viene más tarde…
La verdad es que este cambio de hora es una pesadilla.
En una ciudad como París, en donde hay nubes muy a menudo, la luz del día se acaba muy temprano.Y con el cambio de hora, constatas brutalmente que cuando sales de la oficina, ya es de noche, a no ser que te marches más temprano 😉

Después de la mudanza, necesité varios días para recuperarme de las agujetas. Total, no hice muchas caminatas y viajé con mi autobus de siempre, observando la ciudad desde la ventanilla.
El piso dejado el pasado sábado, ya tiene nuevo dueño.
Algunos emigrantes ya volvieron a instalarse debajo del viaducto de la línea 2.
La modista de la esquina cerró su tienda y desapareció sin despedirse.
Y la psicosis de los payasos malvados invade las noticias…

El viernes por la noche, los niños de mi barrio, con máscaras de esqueleto o trajes de bruja, celebraban halloween en la calle. (Creo que aprovecharon las vacaciones escolares para preparar sus disfraces).
Mientras tanto, uno de mis cactus me regalaba tres florecitas.

La verdad es que las temperaturas siguen muy suaves. Todavía no necesitamos calefacción e incluso tengo fresas en mis macetas…

De momento toca descansar un poco. A duras penas conseguí tres días de vacaciones y como siempre me marcharé cuando todos vuelvan.
¡Hasta pronto!

Publicado en París | Etiquetado , , | Deja un comentario

El gran salto

Hoy tengo ganas de contaros las desventuras ordinarias de uno de mis amigos.
Ya llevaba más de diez años trabajando en una empresa de la economía solidaria y pensaba seguir tres años más para ayudar a sus dos hijos que siguen estudiando. Pero su director tenía otra idea y a finales de junio le propuso una ruptura convencional de contrato.
Con las vacaciones el proceso se demoró antes de ser reactivado brutalmente a finales de septiembre, con una propuesta de indemnización por despido.
Tras tres meses seguidos sin informaciones acerca de su porvenir profesional, uno llega a un nivel de estrés suficiente para desear con ansias cualquier compromiso aceptable. El director supo proponer una indemnización cortita pero suficiente para evitar un pleito ante la magistratura laboral. Y mi amigo, cansado, aceptó firmar el compromiso de ruptura convencional.

Cuando se acabe el contrato, mi amigo tendrá que apuntarse al paro porque todavía no puede solicitar su pensión de jubilación. Y serán seis meses antes de conseguir la prestación por desempleo. Como parado o como jubilado, conseguirá más o menos la mitad de su salario actual. Y con esa cantidad de dinero, uno ya no puede pagar el alquiler de una buhardilla al lado de Bastille, que hasta ahora consideraba como una ganga.

Total, tras varias décadas de vida parisina, no queda otra opción que mudarse a una pequeña ciudad de provincia, con encanto y vidilla, y con alquileres mucho más baratos.
Una treintena de cajas de cartón y una colección de bolsas, maletas y tablas… Mis piernas necesitarán varios días para olvidar las cinco plantas parisinas y las dos plantas provinciales.
Pero tomar un café en una terraza soleada y pagarlo 1€20 merecía algunos esfuerzos.
Ya veremos si mi amigo se adapta a esta nueva vida.

Publicado en París | Etiquetado , , | Deja un comentario

Nocturnas

En el parque de la Villette hay un espacio reservado a las carpas (justo al lado del gran dragón) y allí es donde el circo Plume se instaló para celebrar sus treinta años con un espectáculo titulado « Tempus fugit ? »
El pasado jueves asistí a la representación y pasé un rato estupendo.
Mientras el público se instalaba, uno podía contemplar un piano de cola suspendido por encima del escenario y las oscilaciones de una bola de vidrio. De vez en cuando una pluma caía sobre el piano y éste bajaba brutalmente unos centimetros.
El espectáculo empezó de verdad cuando el piano alcanzó el escenario y un músico se puso a tocar. Luego los números se enlazaron con alegría, fantasía y poesía. Si me impresionaron los acróbatas, en varias ocasiones me maravillaron los efectos visuales : el violinista que se pone a volar para seguir su partitura, el payaso jugando con el balón rojo dibujado por un proyector sobre un gran telón blanco o las bolas de vidrio cuyas oscilaciones hipnóticas acompañaron el fin del espectáculo.
Al salir de la carpa, tuve la sensación de que la compañía nos había regalado una energía extraordinaria. Por cierto, no pude sacar fotos del espectáculo, pero los curiosos podrán mirar la página del circo y los demás apreciarán la fuente de los leones…

El viernes asistí a otro tipo de circo. Resulta que trabajo al lado del hospital militar en donde ingresaron a una enfermera presentando síntomas parecidos a los del ébola. Ese día anunciaron que las primeras pruebas salieron negativas y había todo un grupo de periodistas, esperando al lado de la entrada del hospital, por si salía la señora. Al final, no consiguieron informaciones de los militares y publicaron fotos de la reja…

Ayer el hijo de un amigo tocaba con el grupo UGU (Urban Groove Unit) en el Bizz’art y eso me dio la oportunidad de descubrir este sitio que se halla al lado del canal Saint Martin. En la planta baja, una gran barra, algunas mesas para cenar, un escenario y un espacio para los que quieren bailar ; en la planta alta, un espacio reservado al restaurante dominando el escenario.
Nos instalamos en la barra y después de un ratito el grupo empezó a tocar. Todos los músicos tenían un buen nivel pero el equipo de sonido me pareció relativamente flojo y tuvimos la sensación de escuchar una especie de sopa bastante sosa. Pero los comensales no prestaban mucha atención a los músicos.
Tendré que escudriñar el programa y probar la planta del restaurante 🙂

En cuanto a la idea más acertada de la semana, me la regaló el panadero de la calle Léon : como su tienda se halla a 20 metros de la mezquita, adapta la hora de apertura, por la mañana, a la hora de la oración. 🙂

Publicado en París | Etiquetado , , | Deja un comentario

Momentos

Unos días atrás, la policía decomisó los cigarrillos de contrabando de un vendedor callejero. El hombre, desesperado, escaló el viaducto de la línea de metro número 2, que pasa por encima del cruce Barbès-Rochechouart. Amenazaba con suicidarse y los bomberos tardaron casi una hora en desalojarle y luego se lo llevó la policía. Yo no asistí al acontecimiento pero como todos los viajeros de la línea 2, me enfrenté a un parón total del metro. Así que querría agradecer a este desafortunado treintañero, porque su desventura no me dejó otra opción que volver a casa caminando, olvidando el cansancio y meditando acerca de la expresión « poesía de abanico ».

El jueves por la noche, en la plaza de la república se notaba un contraste cruel: por un lado, las sombras negras esperando el reparto de comidas gratuitas, por otro un grupo de personas aglutinadas en frente de la puerta del almacén de una marca que celebra sus 50 años…

Mientras tanto empezaba la celebración de la fiesta de las vendimias de Montmartre.
Esta fiesta popular se hizo cada año más famosa y ahora, con más o menos medio millón de visitantes, forma parte de los tres acontecimientos más concurridos de la ciudad de las luces, justo detrás de París Playa y de la noche blanca.
Este año los organizadores intentaron ampliar el territorio de la fiesta y el programa anunciaba varias actividades « asociadas » alrededor de la colina.
Yo no tenía ganas de sumergirme en una manifestación de masas así que mientras las cofradías desfilaban por las calles de la colina, yo paseaba al lado del centro pompidou, y muchas personas disfrutaban, tumbadas en la plaza, de los últimos rayos de sol.

Hoy preferí evitar la zona de Montmartre y descubrir un recorrido por el barrio de la Chapelle, organizado por la asociación Canopy.

Cuando llegué a la tienda de esta asociación, encontré un alegre conjunto de comensales, alargando el placer de un paseo poético por las calles del barrio, bebiendo y cantando. Pero pronto encontré el mapa y pude empezar mi paseo.
Descubrí una panadería artesanal americana que fabrica bagels (pero confieso que no me atrae mucho este tipo de pastel) antes de pasar de nuevo por el jardín Rosa Luxembourg.
Más lejos, cuatro pintoras enseñaban sus obras en un taller. No sé porque habían quitado el picaporte exterior, pero eso me quitó las ganas de mirar su trabajo.
Descubrí la nueva ubicación de una librería antes de probar una terraza al lado del mercado de l’olive.
Luego la llovizna quiso acompañarme pero renuncié a visitar los demás sitios que ya conocía.
Ya no hay dudas : ¡ya llegó el otoño!

Publicado en París | Etiquetado , , , , | Deja un comentario

Cocoon…

Mucho trabajo, mucho estrés y un viaje a Borgoña… La semana laboral dejó poco tiempo para pasear por la capital.
Volví ayer al medio día, justo a tiempo para disfrutar del último día del verano indio.

Por la noche se celebraba la noche blanca.
No tuve que hacer muchos kilómetros para descubrir una de las instalaciones nocturnas ya que se encontraba a tres bocacalles de mi casa. Desde hace ya varios meses, una artista americana, Kate Browne, estaba preparando el acontecimiento e incluso solicitó la participación de los habitantes por medio de talleres.
No participé en esta aventura pero tengo entendido que los habitantes que se involucraron tenían que fabricar un pequeño capullo con objetos reciclados y, por supuesto, representativo de su creador. La artista también tuvo una entrevista con cada participante y estos momentos fueron grabados.

Ayer el acontecimiento empezaba a las 19h30, en la plaza de l’assomoir. Allí uno podía escoger un trozo de la obra final y una luz para participar a un vagabundeo por las calles de la Goutte d’or. Yo pasé por allí y me quedé observando un rato. Pero se puso a llover y abandoné el sitio.
En la esquina de la calle Léon, los griots del barrio estaban cantando, regalando al vecindario una alegre celebración.
Pero tampoco me quedé mucho tiempo.
Más tarde, desde mi balcón, vi pasar a los vecinos que deambulaban silenciosamente, con los trozos de la obra…
Cuando pasé por el square Léon, de camino al cine, la procesión había acabado y los griots, cantando, caminaban rumbo a la obra.
Al salir del cine pude contemplar la obra terminada. De noche y con el interior iluminado, me pareció bastante acertada. Por dentro, pude admirar las obras de varios habitantes y escuchar extractos de las entrevistas.

Hoy pasé de nuevo por el jardín para sacar una foto de la obra y constaté que esta cabaña improbable encantaba a los niños.

Mientras tanto, algunas asociaciones organizaban la visita de nuevos lugares. Pero en la tienda de los Xérographes pocas personas se presentaron para ver la exposición. Cuestión de presupuesto para la comunicación…

Suplemento: imagen de noche

Publicado en París | Etiquetado , | Deja un comentario