¡No me dejaron invernar!

En mi instituto de siempre, se acabará la carrera profesional de una de mis colegas el próximo martes y quisimos organizar algo que se parezca a un rito de paso con una decena de persona. Si yo contribuí a sugerir algunos regalos, a mi me tocó comprarle un broche y eso me dio la oportunidad de visitar una tienda que se halla en la zona de la plaza de la República y propone una gran variedad de motivos.

Por cierto, nuestra colega es vegetariana y por eso escogimos un broche que representa una alcachofa y otro que representa una suntuosa remolacha… Pero también me compré una pequeña rana y sé que es un buen sitio para encontrar detalles para los amigos.

Dediqué otro atardecer a buscar la ubicación de una vieja tienda que propone productos tradicionales para limpiar, teñir y cuidar los objetos de madera. Desgraciadamente, la tienda ya estaba cerrada, pero por lo que vi en los escaparates merecerá alguna visita…

Más adelante me paré para admirar una puerta decorada por el artista Djeradi Ludovic en una calle poblada de empresas que alquilan materiales de todas clases para crear decoradas de teatro o de cine.

Pero lo que más me asombró fue la iluminación encontrada en una de las calles de la colina de Montmartre.

Y esa iluminación aparece en varios puntos que coinciden con los límites administrativos de la colina.

Ayer tocaba evitar la plaza de la República invadida por una enésima acción de protesta, así que el paseo del día empezó cerca de la plaza de las victorias y se acabó cerca del cementerio del Père Lachaise.

En la calle des Francs Bourgeois, había una cantidad impresionante de gente paseando y contemplando los escaparates. Y cuando llegué al Boulevard Beaumarchais, los manifestantes del día ya estaban llegando a la plaza de la Bastille.

Hoy las temperaturas se acercaron de cero así que no me metí en una larga caminata. Subí en el autobús que recorre la colina de Montmartre y así pude contemplar la ciudad desde mi ventanilla. Pero al volver, cuesta arriba, no había mucha vidilla en la calle de los martirios y pensé que muchos parisinos habían preferido quedarse en casa, a salvo del frio.

Lo único bueno de esta temporada es que a veces, la noche que llega muy temprano te regala alguna bonita imagen.

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