Desde mi « no-go zone »

Unas semanas atrás, una cadena norteamericana señaló algunas zonas de París como inseguras si no se es musulmán. Entre estas zonas aparecen varios lugares del distrito 18 y el barrio en donde vivo. Queda claro que el periodista que enunció esta tontería nunca estuvo en estos lugares. De resultas el alcalde del distrito 18 le propuso una visita guíada y precisó que no necesitaría casco.
Y los que ya me acompañaron por estas calles confirmarán que no lo pasaron mal…

Si yo me siento muy a gusto en este barrio, no todos tienen esta sensación y algunos denuncian las molestías causadas por unas actividades rozando la ilegalidad. Total en octubre de 2012, el barrio fue declarado zona de seguridad prioritaria (ZSP).

Al principio, la presencia seguida de esta treintena de guardias civiles contentó a los unos mientras enojaba a los otros. Yo evalué cuanto costaba este presencia y al imaginar todo lo que pudieramos hacer con semejante presupuesto, me consternó este despilfarro.
Luego los guardias y sus camiones desaparecieron del panorama y no tuvimos más informaciones acerca del proceso de ZSP.

Formo parte de las personas que pidieron cuentas a los elegidos en varias ocasiones y esta semana fue cuando organizaron una reunión de información acerca de la ZSP en la sala de fiestas del ayuntamiento del distrito 18.

Me impresionó la cantidad de altos cargos convocados para esta sesión : un ex-ministro de interior, el alcalde, el prefecto de policía de París, el procurador de la República en París, el comisario de policia del distrito, varios elegidos… En la primera de las siete filas de sillas instaladas para los ciudadanos, sólo se veían altos cargos más o menos implicados en el proceso de la ZSP.

Estos oficiales necesitaron hora y media para explicar que habían iniciado un trabajo colectivo con todos los servicios administativos concernidos y también con las asociaciones. Enunciaron varios resultados y la verdad es que algunas cifras me parecieron bastante impresionantes, como el secuestro de 52 kilos de cocaína a tres bocacalles de mi casa.
Pero también reconocieron que algunos problemas (como toxicomanía) necesitan soluciones sanitarias y sociales, y que algunos otros necesitan mucho tiempo…

Cuando por fin los ciudadanos pudieron expresarse, una señora, recién instalada en una vivienda social de la zona, dijo que vivía la atribución de este piso como un castigo. Y los elegidos no supieron como tranquilizarla.
Otros pidieron que la alcaldía facilitara la diversificación de los comercios. Pero bien se sabe que no pueden controlar los alquileres privados de tiendas…
Sobra decir que todos los elegidos hablaron de estudios, proyectos y procesos que necesitan tiempo pero ya empezaron y todavía están pendientes… ¡Vaya sorpresa !

En fin… Si todos hablan de convivencia, cada uno pone una definición diferente.
Yo seguiré celebrando los pequeños progresos.

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La semana de la pantalla

Después de admirar esta maravilla fuera de mi presupuesto, estudié el proceso de fabricación de las pantallas y pensé que merecía la pena intentarlo. Pero para eso era preciso reunir varios componentes y asi fue como empezó una semana (casi) dedicada a este proyecto.

En uno de los sitios de segunda mano, encontré una oferta de cintas de flecos muy interesante y quedé por mail con la persona que las proponía, cerca del metro Bonne Nouvelle. Yo estaba buscando a una mujer cuando un señor me abordó para preguntarme si era la persona en busca de cintas de flecos. Pensé que la dueña de las cintas había mandado a su novio y entramos en la oficina de correos para examinar los productos bajo la luz. Mientras miraba la pieza que me interesaba, el hombre me contó que había recuperado varios productos de este tipo al vaciar los sótanos de algunas ancianas fallecidas y que aprovechaba su tiempo libre para sacar fotos y redactar anuncios. También me contó que estas ventas le habían regalado la oportunidad de encontrar a diseñadores de vestuarios de cine o de teatro y acabó preguntándome que quería hacer con mis cintas. Le expliqué mi proyecto y tuve la sensación que me apuntaba en su lista de diseñadores. Si supiera…

El día siguiente, las informaciones de una colega me llevaron a visitar el bazar del ayuntamiento en medio día. Nunca había notado que vendían armazones para pantallas pero encontré tres productos en la zona dedicada al ocio creativo. No coincidían con lo que buscaba así que al anochecer, pasé por la gran tienda dedicada al ocio creativo que se halla al lado de la plaza de la República, y allí fue donde encontré un armazón adecuado.

Necesité casi dos horas para adaptar un casquillo moderno sobre el pie de mi lámpara e instalar el armazón. Y luego pude probar todos los tejidos que tenía en casa antes de llegar a la conclusión que era preciso pasar por el mercado Saint-Pierre para encontrar la tela ideal.

Eso hice ayer por la mañana.
En la gran tienda del mercado, encontré rapidamente una seda salvaje roja y un trocito de organza negro. Pero en la mercería que se halla justo al lado, pasé casi una hora escudriñando todas las cintas que tenían antes de encontrar el modelo adecuado.

Dediqué el resto del fín de semana a la fabricación de la pantalla. Si no conseguí acabar la tarea, por lo menos pasé un rato divertido. Y para las fotos, será preciso esperar unos días más 🙂

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Y la vida continúa…

El pasado martes volví a casa sobre las 20 y en varios cafés de mi barrio noté grupos de hombres mirando partidos de fútbol, hinchas del equipo de Senegal por un lado, viejos argelinos por otro. En la panadería había una larga cola y el dependiente no podía dar abasto. Entonces llamaron al panadero que también estaba mirando el partido en el café de la esquina…
Según tengo entendido, ese día Argelía venció a Senegal. La verdad es que no suelo seguir el fútbol pero tendremos una semana más al compás de la copa de África de naciones…

Otro barrio, otro mundo, esta semana también visité el «bazar de electricidad» cerca de la plaza de la Bastille.
Ya sabía que la primera planta de esta tienda alberga una colección impresionante de pantallas pero nunca había intentado encontrar la pantalla idónea para un pie de lámpara. Eso hice ese día. La dependiente, muy amable, me preguntó a que altura quería instalar mi lámpara y luego puso varias pantallas encima del pie que había traido. Me dio varios consejos muy acertados e incluso me dejo probar una maravilla, pieza única creada por una artesana, con organza, cinta de flecos y perlas… Sobra decir que esta creación se asocia requete bien con mi pie de lámpara. Desgraciadamente está por encima de mis posibilidades. Total empecé a estudiar el proceso de fabricación de una pantalla y a buscar los elementos necesarios. Luego os cuento 😉

Ayer tocaba pasar por la zona de Bercy. Alrededor de la estación, años atrás, construyeron varios edificios de viviendas. Si se ven muchos bares y restaurantes al lado del palacio de Bercy, tuve que recorrer varias calles antes de encontrar un supermercado o una pastelería. Por cierto los habitantes de esta zona se benefician de un parque muy agradable. Pero no creo que eso compensa la pesadilla cotidiana de no tener comercios de comida al lado de casa y el ruido de los ferrocarriles.
Al fin y al cabo, prefiero mil veces el barrio bullicioso en donde me instalé más de tres años atrás 🙂

Y ahora tendré que elegir entre llorar con los argelinos o bailar con los marfileños…

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¡Congelados !

Ya llevamos varios días con frío, viento y a veces llovizna, lo cual no es el tiempo más agradable para recorrer las calles de la capital. Pero los beneficios de caminar superan estas molestias… 🙂

El lunes al atardecer, pasé delante del supermercado de la toma de rehenes. Instalaron vallas para proteger el almacén y me impresionó la cantidad de flores y mensajes dejados por unos fulanos.

El pasado martes, por la noche, quise mejorar la marca de mi podómetro y di una vuelta por la colina de Montmartre, empezando por el Norte y subiendo por la avenida Junot. Cuando llegué a la parte más turística que empieza con la calle Norvins, constaté con sorpresa que no había ni una alma fuera. En la plaza de los pintores, dos dibujantes desocupados esperaban a unos improbables clientes. Y algunos restaurantes ya estaban cerrando a las 22.
Delante del Sagrado Corazón, a pesar del frío, unas treinta personas estaban disfrutando la vista de París. Yo me quedé un ratito pero pronto seguí cuesta abajo rumbo a mi casa.

El jueves, los azares de mis actividades me llevaron a la zona de Montparnasse.
A la hora de visitar algunas tiendas del centro comercial que se halla al pie de la torre, no se puede descartar la pregunta de la seguridad. Pero tampoco podemos renunciar a vivir normalmente. Total di una vuelta por el centro pero ni encontré lo que buscaba, ni vi a muchos clientes.
Después de cenar, caminé rumbo al norte. Si no había ni una alma en la calle de Rennes, en la zona de Saint-Germain des Prés se notaba más animación. En la pasarela de las artes, las barandillas ya no aguantan el peso de los candados e intentaron taparlas con vallas. Cuando pasé por el patio cuadrado del Louvre, sólo eramos tres paseantes…

Ayer, sin pensarlo, pasé muy cerca de la calle de la matanza. Justo al lado se halla una escuela de diseño cuyo escaparate expone varios dibujos de homenaje. Si se nota la emoción también alegra constatar que la chispa libertaria sigue viva.
Por la tarde, pasé de nuevo por las calles de la colina. Si se veían pocos clientes por las tiendas de moda, el almacén de bricolage de la plaza de Clichy estaba a tope de gente…
Por la noche, los hinchas del equipo de fútbol de RDC estaban paseando por las calles de mi barrio, cantando con tambores, regalando su alegría.
A ver como sigue la Copa Africana de las Naciones…

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El día siguiente

Después de la manifestación del 11 de Enero, el pueblo parisino intentó retomar el camino de la cotidianidad. Para mi se acabaron las vacaciones invernales y volví a la oficina, a unos quinientos metros del supermercado de la toma de rehenes.

El viernes del acontecimiento, mientras la policía preparaba su intervención, los empleados de mi instituto tuvieron que quedarse en el recinto y compartieron varias horas de gran estrés. Algunos suelen hacer compras en este supermercado, otros viven o tienen conocidos que viven al lado de la nave en donde se escondieron los asesinos de los periodistas, todos necesitarán tiempo para olvidar estos momentos…

El miércoles publicaron el nuevo número de Charlie Hebdo. Cuando pasé por el quiosco, a las 8 de la mañana, el dependiente me anunció que ya había vendido los 80 ejemplares que había recibido (normalemente recibe 15 ejemplares…). El jueves a las 7 de la mañana, sólo quedaban 19 de los 250 ejemplares que había recibido y pude comprar uno.
El dibujo de la portada me pareció muy acertado y el contenido muy conforme a la identidad del semanario. Finalmente el asesinato de sus periodistas procuró a esta publicación amenazada de quiebra un éxito inesperado. Con una tirada que alcanza los siete millones de ejemplares, un número de suscriptores que pasó brutalmente de 7000 a 120.000 y varios millones de donaciones, el semanario podrá empezar de nuevo. 🙂

Mientras tanto, se multiplican las falsas alarmas por bultos sospechosos en el metro.
Por suerte eso no ocurrió durante mis trayectos cotidianos, pero para quien tiene horarios estrictos, eso pronto se convierte en una auténtica pesadilla.
Y las rebajas no atraen a tantos clientes como siempre.

La buena noticia de la semana fue la presentación de la película argentina « relatos salvajes » en el cine de mi barrio. ¡Me alegró el día!

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